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viernes, 11 de diciembre de 2009

Los halagos los carga el diablo

Eso de que las armas las carga el diablo es una cita sin dobleces. Es lógica, entendible. Los peligros peores suelen esconderse en las amenazas menos obvias. Estoy seguro que los halagos sí que los carga el bueno de Belcebú. Aunque los dispare otra persona.

Tengo que desmentirlo, alguien tiene que hacerlo tarde o temprano. Los halagos siempre han gozado de buena prensa pero son muy dañinos. ¡Hala!, ya lo he dicho. Muchas veces nos dicen que la envidia o la avaricia son malas. De acuerdo, buenas no son. Pero son honestas. Tú las reconoces, van de cara. De siempre te han advertido contra ellas y estás prevenido. Pero el halago es falso. Va de buen rollo y tal y luego cuando te relajas... ¡ZAS! Es un relajante, familia de los opiáceos, cómplice de los peores crímenes.

Algunos pensaréis que estoy exagerando pero alguien tiene que desenmascarar a este impostor. Imaginaros que vuestro entrenador os dice:
- Hoy has estado genial.

Sé que hay que hacer un ejercicio de imaginación tremendo. No por que no seáis capaces de jugar bien, sino por lo otro… por lo del entrenador. Casi se situaría en un programa de Cuarto Milenio.

Vosotros no lo dudáis, lo aceptáis enseguida como verdad y por primera vez en vuestras carreras estáis de acuerdo con vuestro coach. Pero sólo es por predisposición al halago; ¡mal! os estáis debilitando.

Pero si en cambio os dice:
- Hoy has estado mal.

Entonces piensas: “Madreeeeee, qué “gualtrapas”, qué partido habrá visto éste. Pues anda que Miguelin... habrá jugado como los ángeles, y no le dirá nada. Me tiene manía” (lo que se llama Síndrome del quinceañero).

El halago se planta muy bien en nuestras mentes fértiles para el degustarse, el ego riega el fruto y tenemos una plantación de “quebuenosoy” maravillosa. Más, si el chico al que se le dice es joven y falto de orientación.

Siempre he sido muy reacio al halago. De hecho recuerdo un partido en el cual metí 42 puntos (amantes de los datos mínimos, no se molesten en perder su tiempo viendo si este dato es correcto. Les indico la referencia y el libro en el que lo encontrarán: Y Dios bajo a las canchas, Biografía inédita de Lucio Angulo Espinosa. Apartado: Ciencia Ficción), mi entrenador se acerco a mí y me dijo:
- Lucio, eres muy bueno.
Yo le contesté airado:
- ¡No! ¡no! Tú si que eres bueno... ¡tío triste! ¡Y a ver si te atreves a decírmelo en la calle!

Yo creo que todo esto radica en la educación. Sin ir más lejos, tengo aún reciente cuando mis padres se acercaron a mí en mi dieciocho cumpleaños y me extendieron la mano como si me dieran el Sagrado Cáliz y mi padre me dijo con voz queda:
- He esperado a que cumplieras dieciocho años para regalarte esto.

Podréis imaginaros, a mis recién dieciocho años y con mis hormonas bailando la Lambada, lo que pasó por mi mente que sería ese maravilloso y lúbrico regalo. Cuando lo abrí, de golpe mis hormonas se sentaron alicaídas, poniendo cara de mala hostia y mirándose las unas a las otras contrayendo los hombros. El regalo consistía en un libro. Sin ir más lejos, El arte de la prudencia, de Baltasar Gracián, un bilbilitano nacido en el Jurásico, en 1601, teólogo, capellán del ejército, profesor de Humanidades, Filosofía, Teología Moral y Sagrada Escritura... imaginaos el percal, vaya fiesta. Trescientos aforismos sobre la prudencia y el saber estar. Nada más abrirlo pude leer:
Nunca exagerar. Es importante para la prudencia no hablar con superlativos, para no faltar a la verdad y para no deslucir la propia cordura. Las exageraciones son despilfarros de estima y dan indicio de escasez de conocimiento y gusto. La alabanza despierta vivamente la curiosidad, excita el deseo. Después, si no se corresponde el valor con el precio, como sucede con frecuencia, la expectación se vuelve contra el engaño y se desquita con el desprecio de lo elogiado y del que elogio".

Fue el mejor regalo que he recibido en toda mi vida. De todas formas, si ese gran regalo lo hubieran acompañado con una suscripción de socio vitalicio a la revista cultural “Pen Jaus”, no habría pasado nada.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Cuestionario FEB

Echando un vistazo a la página de la web de la Federación da la sensación de que dispone de todo para entretener y saciar la curiosidad del aficionado. Tienda, radio, gente muy válida, competente y fiable escribiendo en sus blogs… y a mí.

Pero a una mirada perspicaz, sagaz e intuitiva no se le escapa que le falta algo. Y resulta que esa mirada… es de un amigo; y él me lo comentó a mí. ¿Y qué es lo que falta? Un cuestionario. Igual que grandes revistas que se han mantenido años y años en nuestros kioscos como Melva, Rapazza o Super Bob. Uno de los porqués de su éxito ha sido este tipo de argucias.

La FEB no puede quedarse rezagada y he aquí mi pequeña aportación a este pequeño gran paso:

CUESTIONARIO FEB:

¿Tú “coach” no te entiende? ¿Problemas en las relaciones con tus ‘compis’ de equipo? Descubre en este cuestionario qué tipo de jugador eres. Esto te ayudará a entenderte y hacerte entender. Suerte, sé sincer@, ‘coleg@’, y sé un autentic@ chic@ Super-FEB. (Recordad que no hay que perder clientes o client@s).

PREGUNTAS:

1) Tienes una ‘peli’ del videoclub que no te ‘moló’ y la dejaste a medias. ¿Qué haces? (Suponemos que estamos en los años 80 y existen cintas VHS… no digas ahora que es mucho imaginar cuando te estas imaginando como una quinceañer@ contestando un ‘mega cuestionario’ ¡jopeta!):

A.- Rebobinas la cinta, la vuelves a ver para asegurarte que no está rayada y la rebobinas de nuevo. Cuando vas a devolverla al videoclub, agradeces encarecidamente la recomendación.
B.- La rebobinas, pero no te ‘mola’ y dices en voz alta al llegar al videoclub:
- ¡Jo! No me moló.
C.- No la rebobinas. Vas al videoclub y se la tiras al dueño a la cabeza, gritándole que para sufrir viendo la tele te ves un programa de “Dragolandia”, además le espetas que está rayada y rota (la has roto tú en un arrebato de ira). Al salir le ‘mangas’ una bolsa de Cheetos…de jamón.

2) Estás en el ascensor y, justo cuando se está cerrando la puerta, ves que alguien entra en el portal y que te ve perfectamente en el ascensor. Es tu vecina ancianita (que no te cae muy bien) del piso de arriba. ¿Qué haces?
A.- Tocas el botón para abrir la puerta del ascensor y con la mejor de tus sonrisas le das los buenos días mientras te gruñe: “¡Qué juventud! ¡Qué poca vergüenza!”. Le llevas las bolsas de compra hasta la cocina mientras le escuchas a la espalda decir: “Qué pintas, si ya lo sabía yo, además de ‘drogadisto’, ‘gey’”
B.- Te haces el distraído y giras la cabeza más rápido que el primer paso de Navarro. Luego haces un pequeño ‘teatrillo’ como que la has visto y no te da tiempo de reaccionar y haces amago de apretar el botón de abrir puertas. Piensas que eres mejor actor que Bardem, pero te ha quedado más una escena tipo Esteso. Luego, se te escapa (muy a tu pesar) una sonrisa ladina.
C.- Te quedas mirándola con los ojos muy abiertos y jaleándola: ‘¡Corra abuela, corra!’ mientras con la mano ‘tonta’ aprietas el botón de cerrar puertas. Y cuando se cierra en sus narices le dices a ‘sotto voce’: ‘Lássssstima Ussain’. Y luego a ‘alto voce’: ‘Si sólo son nueve pisos…’.

RESPUESTAS:

Máximo de A.- Eres un cachito de pan de molde recién horneado. Un tipo que se ha tragado a Espinete de Barrio Sésamo. De esos niños a los que les quitaban la merienda en el colegio y, si pillaban al ‘ladrón’ en pleno acto delictivo, le tocaban en el hombro y le preguntaban si para mañana quería lo mismo para merendar. Jugador altruista hasta su anulación. Nuestra recomendación super-feb es que seas más atrevido y que, de vez en cuando, sueltes un “Uotdefakariuseinmaderfaker!!!”. Con un poco de tu parte lo conseguirás. ¡Ánimo!

Máximo de B.- Eres un tipo ‘medianusco’. Un sí pero no. Que quieres, pero que te da igual. De los que comentan en la taberna del pueblo: “Yo con tu altura me comía al Gasol ese” y te apuras el orujo y te vas a trabajar a la ferre-tería con tu padre que heredaste de tu abuelo (con todos los respetos a los que trabajan en una ferretería. Y para la gente que trabaja para su padre... y para los abuelos que dejan ferreterías como herencia). Eres de ese tipo de jugadores que si juega bien, pues vale. Pero que se juega mal pues que se la ‘bufa’. Vamos, jugador ‘medianusco’ hasta su dispersión.

Máximo de C.- Eres el típico H.P. que, como todo el mundo sabe, se traduce como “Hispano Prúsico”. O también por “Hijo Proscrito”. Vamos que venderías a tu madre por... ¡Ah! ¿Qué ya la has vendido? Bueno, un jugador egoísta y malo, malo, malo… hasta su autoaniquilación. Que si el pase fuese asignatura obligatoria, tú dejarías la carrera. Maloooooo.

Bueno, esperamos que nuestros FEB-consejos te hayan servido y animado a seguir adelante… y que este test no te haga dejar el baloncesto…

miércoles, 21 de octubre de 2009

A veces me acuerdo de él

Yo no conocí a Andrés Montes. Nunca hable con él. Nunca le dí la mano. Una vez le vi en un restaurante; yo jugaba en el Real Madrid, supongo que él sabría quién era yo (o no). Le recocí, pero no le saludé.

No comulgo con la idea de que la muerte da un halo de verdad, de beatitud, de virtud al que la “padece”. (A veces he oído criticar a algún muerto y la gente mirarlo como si lo hubiese matado él...)

Recuerdo cuando iba a tercero de B.U.P. Un día P. (el chico que se sentaba tres sitios delante de mi) no vino. Le encantaba el baloncesto. Idolatraba a Michael Jordan, tenía mucha ropa Nike que solía blandir como bandera. A veces me acuerdo de él sin razón ni motivo. El día anterior a su primera ausencia habíamos salido de fiesta. Él no salió. No tomaba alcohol ni fumaba. Dicen que murió mientras dormía. Que no se enteró de nada.

A veces me acuerdo de él.

Lo asocié de tal forma a Jordan que cada vez que Jordan hacía otra de sus hazañas me acordaba de él. Su intento en el béisbol, su retorno exitoso a la NBA, su sexto anillo... Ypensaba: “cómo hubieras disfrutado”. Y tenía una charla mental con él.

El deporte se asocia con salud, con energía, con vigor,y cuando recibes ciertas noticias te impactan sobremanera. Con el tiempo, una charla con Sergio Luyk o jugar a las cartas con Ángel Almeida toman un color diferente. Y se congelan en tu memoria de manera irracional.

A veces me acuerdo de él.

Me gusta mucho ver baloncesto, desde hace tiempo veo la TV con el volumen apagado. Hasta que llegó Andrés Montes. Y de golpe mi Tele se recuperó de su afonía. He vivido esta última etapa de la Selección con su voz de fondo. Asociada de por vida con la Selección, con el triunfo, con la diversión...

Yo no conocí a Andrés Montes. Nunca hable con él. Nunca le dí la mano. Una vez le vi en un restaurante; yo jugaba en el Real Madrid, supongo que él sabría quién era (o no). Le recocí, pero no le saludé.

jueves, 24 de septiembre de 2009

El Equipo A

“En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos... El Equipo A."

Tatarataaa. Tatataaaaaaa. Tarataaaa, tatataaaa. TA, TATA,TATAAAAAA.

En este caso no eran 4, ni americanos, pero si que parecían soldados. Gente disciplinada, que saben hacer su trabajo de forma efectiva.

Me ha venido a mi deteriorada memoria esta antigua serie viendo jugar a la Selección Española. Profesionales que son cuestionados y encarcelados por un delito que no habían cometido. Ellos siguen haciendo el bien al margen de los estamentos. No me pregunten porqué me viene esta comparanza.

En América Latina se les llamó “Los Magníficos”.

Los personajes tenían cada uno sus peculiaridades, pero cada uno era un gran especialista en una faceta determinada. Cada uno era el mejor en lo suyo. Entendía su papel y sabían desempeñarlo a la perfección. Encajaban los unos con los otros y se sacaban el mejor partido, pero siempre actuaban como un equipo.

Existe otro elemento que me arrastra a emparejar estas dos situaciones tan dispares. La acostumbrada previsibilidad a la que nos ha malacostumbrado la Selección. Ver un capitulo del Equipo “A” era verlos todos. El capítulo empezaba con una “injusticia” a alguna buena persona. El Equipo “A” aparecía de la nada. Las cosas en un principio se ponían peliagudas, chungas, “malrolleras”... En ese momento que la gente, frente a la pantalla, se ponía tensa empezaba la acción. Algún “mamporro” estilo Bud Spencer, alguna explosión controlada (siempre sin muertos, off course”) y acababan consiguiendo su objetivo.

La serie duró hasta que duraron los actores. Cinco temporadas de magia y predecibilidad. Quizás la diferencia de fondo radique en que poca gente se quejó de que la serie terminase. Pero muchos echaremos de menos a esta grandísima Selección. Disfrutemos de ella. Llegará un tiempo en el que contaremos a nuestros nietos que vimos a “La Selección de Oro” igual que se cuenta “yo vi a los Beatles”.

El jefe de la banda era el Coronel John "Hannibal" Smith. Aparecía habitualmente fumando un puro y acababa los felices capítulos con la misma frase. Pensándolo ahora de forma retrospectiva, eché de menos a José Luis Sáez saliendo frente a alguna cámara con un puro en la boca diciendo: “Me encanta que los planes salgan bien”

lunes, 7 de septiembre de 2009

Así estoy yo sin ti

Lunes, 7 de septiembre. Me levanto tarde. No por deseo, al despertador nuevo no le ha saltado la alarma. Parece que ni lo nuevo es síntoma de éxito. Lo reviso, esta perfecto, pero no funciona como debería. Cuando llego al entrenamiento, represalia pertinente y multa. El entrenamiento casi acaba de empezar y me tengo que apartar lesionad; he sentido un fuerte golpe en el gemelo. Algo no va bien. Todo hacia presagiar un entrenamiento cómodo, tranquilo pero... Llego a la ducha y el delegado nos alegra el momento. Se ha roto una cañería y no hay agua caliente. No se puede luchar contra lo inevitable.

Llego a casa y me pongo a preparar la comida, me distraigo viendo un reportaje de la Selección y se carboniza mi comida... A llamar al Paco-pizza. Perfecto.

Por la tarde no puedo entrenar, sigo con dolores. Dos horas frustrado sin poder ayudar a mis compañeros…pienso que al menos hoy veré a la Selección de Baloncesto. Al menos.

Sucede en ocasiones que parece que todo se distribuye para que salga mal. Expectativas sin índice de fallo. En un programa pude ver cómo la pregunta que se lanzaba a la gente era: ¿Ganará España de baloncesto la medalla de Oro? No preguntaban si haría buen papel, o conseguiría “una” medalla. Preguntaban por el oro. Es comprensible demandar, pues esta Selección lleva una andadura para exigirle lo máximo, pero todo tiene su peligro. Y este es: que no hay margen de error.

Como si no pudiese pasar nada más, empiezan los fallos no habituales que acaban generando ansiedad, un juego sorpresivamente riguroso, serio y duro de los serbios.
Consecuencias: se empieza a intentar solucionar individualmente. Desanimo y fallos inhabituales (balance, desajustes…)... ¿No estamos acostumbrados a jugar con marcadores adversos? Que ironía ser tan buenos.

Quizás España tiene que acostumbrarse a jugar feo. Quizás ganar y jugar bonito no siempre es posible. Quizás hay momentos en que te hacen perder la identidad. Quizás sin darse cuenta hasta la inseguridad se instala en el equipo campeón del Mundo. Quizás en ocasiones las estrellas se alinean para que todo salga mal...

Tras el partido apago la TV. Aturdido pongo mi nueva radio-despertador. Suena Joaquín Sabina: “...extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson,
oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...”

...cojo la radio, la tiro a la basura. Pongo la radio vieja. Son la 00:01 y conecto la radio. Se escucha una sensual voz diciendo: “El fracaso no es una opción y si te pasa, tienes 5 minutos para pasearte en tu autocompasión y en el minuto siguiente: acéptalo, asúmelo y descártalo. Que se pregunten como aún sigues sonriendo…eso es grandeza”.

Apago la radio. Ya es otro día. Ánimo.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Sigue la línea de puntos

El otro día le oí decir a mi madre: “Yo he aprendido mucho de mis hijos”. Y fue una frase que me gustó. No sean básicos; no por lo que me tocaba sino por el trasfondo.

Siempre he admirado a la gente que no para de aprender, que tiene inquietudes, que es humilde (por muy alto que este) para tener la mente abierta y la predisposición adecuada. Parece difícil… pero es mucho más difícil.

Los hijos:
Bronce Europeo U20 Masculina. Rodas (Grecia)
Bronce Europeo Señor Femenina. Riga (Letonia)
Plata Europeo U20 Femenina. Gdynia (Polonia)
Plata Mundial U19 Femenina. Bangkok (Tailandia)
Oro Europeo U16 Masculina. Kaunas (Liuania)
Oro Europeo U16 Femenina. Nápoles (Italia)
Oro Europeo U18 Femenina. Sodertajle (Suecia)

Además es interesante ver cómo van cosechando en todas las categorías y en todas las partes del Mundo donde nos representan de forma brillante.

Ahora la Selección Absoluta afronta el Eurobasket y de una manera muy clara los jóvenes les mandan señales, nos trazan el camino. Y la Selección tiene que echar la vista “abajo” y “aprender de sus hijos”. Me recuerda a esos dibujos que de pequeños “hacíamos” siguiendo la línea marcada de puntos en la que al final del trazado aparecía una figura.

Los padres:
..... Eurobasket Senior. Polonia.
(Rellena la línea de puntos)

Creo que una de las virtudes de esta Selección es que sabe cómo aprender. Está en continua evolución. E incluso es loable ver como gente recién llegada (“caso Ricky”) hará de puente y enlazará jóvenes con no tan jóvenes para que, apoyándose en él y otros, vayan subiendo más gente pujante de forma natural al igual que otros hicieron de puente humano.

Para un hijo es importante tener un espejo en el que fijarse, al que imitar, en el cual sentirse reflejado. Lo bueno de los espejos es que son recíprocos, mutuos, equitativos. En él se ven los defectos… y las virtudes. Decía Don Miguel de Cervantes Saavedra: “El hacer del padre por su hijo es hacer por si mismo”.
No sigamos el ejemplo del bueno de Woody, que dijo: “Y mis padres por fin se dan cuenta de que he sido secuestrado y se ponen en acción rápidamente: alquilan mi habitación”.

Sigamos aprendiendo de ellos.

lunes, 27 de julio de 2009

Qué he hecho yo para merecer esto

Los jugadores de baloncesto han de ser moldeables, flexibles, maleables…Como chicles, a los cuales con el tiempo se les va agotando el sabor; nos adaptamos a los entrenadores, a los clubs, al cambio de balones, de indumentaria… pero, sobre todo, nos adaptamos a las NORMAS.

Siempre tuve un cosquilleo en el estómago, una inquietud incierta, un miedo en mis entrañas que de manera fatídica se ha acabado convirtiendo en realidad… ¡¿¡Por quééé!?!

“¿Por qué?”, digo de manera sosegada y apaciguada. ¿Por qué?, les pregunto a los mandatarios, ¿por qué rayos y centellas van y alejan la línea de tres?… y no aquí al lado, no… A ¡seis setentaicinco! ¿Venganza? ¿Odio contenido?

Ya está, lo han conseguido. Encerrado en un coto. Nunca más frecuentaré aquellos, ya un poco ajenos territorios.

Si lo que se quiere son canastas más meritorias, ¿por qué no…:
- … elevar la canasta (actualmente a una obsoleta altura para nosotros los saltadores) ¡a 3,05!? (¡Ah! que ya está a esa altura… pues a 4 metros)
- … que se pueda placar al jugador que no tenga el balón? No me toméis por un desconsiderado -existen jugadores más evolucionados (véase Antonio Bueno) que ya lo ponen en práctica-.
- … que el insulto y el escupitajo deban empezar a formar parte de la táctica? Sabe-mos que algunos adelantados ya la usan. Hagámoslo universal.
- … jugar con un balón medicinal? Sé que algunos tiramos como si ya lo fuera, pero no. El balón actual pesa la risoria y arcaica cifra de 600 gr. ¡Por favor! Esta propuesta estoy seguro de que la aceptaría gustoso el estilista ex-jugador Iñaqui Zubizarreta. (Iñaqui, sin rencor, ¡eh! No te enfades…)

Pero, ¿y si lo que se pretende es el espectáculo, por qué no…:
- … cambiar la indumentaria de los jugadores? Jugar con vestimentas más ajustadas y estilizadas, estilo “Orgullo Gay”. Si ya el baloncesto en sus inicios gracias a “enseñar cacha” se hizo más popular entre las féminas, ¿por qué no intentar ampliar el abanico?
- … trajes regionales? No se mofen. Yo lo dejo ahí…
- … igual que se alargan las etapas en ciclismo, alargamos un partido a 4 tiempos de 20 minutos? Hasta el cansancio muscular. ¡Qué exageración! Dirán algunos. Pero los Mayas y los Aztecas lo hacían en “el juego de la pelota”, donde representaban a los dioses Quetzacoalt contra Tezcalipoca. Di que el equipo ganador le cortaba la cabeza al capitán del equipo perdedor. Mal rollo.

Abro el coloquio… y se admiten sugerencias.

martes, 23 de junio de 2009

Benji y Oliver

Pau y Juan Carlos, los magos del balón; Juan Carlos y Pau, sueños de campeón... Ya lo decía la canción. Han existido grandes parejas en la humanidad que han convivido y triunfado. Cuyos nombres se han visto unidos. Epi y Blas, Benji y Oliver, Benito Pérez y Galdós (¡ah! que era uno)... ahora entiendo lo del suspenso (y yo creyendo que eran siameses…)

¿Sabéis la última noticia? Quizás no os hayáis enterado (si vivís en una cueva, en Júpiter o sois Pocholo) ¡Un español ha ganado un anillo de la NBA! Primero Garci, luego Nacho Vidal, ahora Pau Gasol… estamos re-colonizando América.

Estoy exhausto. Ganar un anillo es agotador. Pero al fin tengo mi anillo… Esto quizás os parezca exagerado pero la raza humana es así. Tiene la “virtud” de solaparse a los vencedores y repelerse de los vencidos como polos idénticos. Nos colgamos medallas ajenas alegremente. Recuerdo cuando Fernando Alonso ganaba (allá por el pleistoceno). Llegabas a la discoteca y te pedías una sidra. Y no sólo eso, sino que te permitías el lujo de escanciarla a ritmo de “bacalao”, y si alguno se le ocurría corregirte:
- ¡Oye! Estás dando el cante; además esa sidra es dulce y no se escancia.
Le espetabas airado:
- Es que los que somos muy asturianos, como Fer y yo, escanciamos también la sidra dulce. Y pásame la navaja que le voy a dar un “tiento” al queso “Afuega’l Pitu”...

Dicen los internautas “que avalan la candidatura de Pau Gasol al premio Príncipe de Asturias de los deportes 2009”. Quizás quede irrespetuoso (¡ah!, ¡¿demasiado tarde!?) pero yo firmaría su candidatura a Príncipe de Asturias, y ¡con suite en la Zarzuela!

Pau ha alcanzado un nivel superior hasta en los amigos (ahora entiendo por qué no me llama), codeándose con Kobe Bryant, Elsa Pataky, Plácido Domingo… Me lo imagino hablando con Phil Jackson:
- Phil, amiguete, ¿qué pasa con tu karma, tío? Oye, que hoy saldré un poco antes, que el Plácido me ha invitado a la opera de “La flauta mágica” y voy con Elsa...

Qué nivel, qué clase, qué eminencia... Claro, luego llegas tú y le dices a tu entrenador (que no es Phil Jakson):
- Disculpe, entrenador, si no es molestia y no le agravio, ¿le importaría que saliese un poco antes? Es que hay un concierto del “Chivi” (que no canta la flauta mágica pero le anda cerca) y conozco “al puerta” y voy con Sanguino...
No es lo mismo.

Me imagino a Pau llamando a Juan Carlos Navarro.
- Qué tal tío, como te va todo. Que hace un par de semanas que no te llamo pero es que he estado “liado”.
- Todo normal por Barcelona. Ganamos la Liga, me dieron el MVP… no sé, rutina ¿Y tú?
- ¡Bah! Nada nuevo, nothing new. Ganamos el anillo de la NBA, he hecho historia, lo de siempre...

Qué bajón existencial. Si el único anillo que tengo yo es el del “Señor de los anillos”, que me salió en las Trufles de Patutano…Y qué decir de mis amigos. El otro día llamé a un amigo y me dijo:
- ¿¡Sabes que he ganado un trofeo a jugador promesa!?
- ¡En serio!
- Sí, te lo prometo.
Qué humor. Y sigue.
- Bueno, no es exactamente promesa, es jugador revelación.
- Pero tío, si tienes 40 “tacos”.
- Pues ya esta bien ¿no? A esa edad ya me puedo revelar...

Enhorabuena a los premiados.

jueves, 21 de mayo de 2009

¿La M-14, por favor?

Sí, mire. Usted va bien por aquí, siga la Avenida de la Cooperación y cuando vea la Plaza del Conocimiento gire por la Calle de la Diversidad y pasado el Jardín de la Solidaridad quedará en frente de la Estatua de la Integración; siga por allí y todo recto llega... Iba a seguir este texto pero temo que me quede muy serio… así que:

Y EN LA TORRE DE BABEL... SE ENTENDIERON

Recuerdo que al llegar a Indianápolis todo era extraño. Una ciudad que no es la tuya vista tras el cristal de un autobús siempre te resulta ajena. La limusina en la puerta del hotel daba una pincelada exagerada a la vida monacal que nos esperaba.
El hotel estaba dividido por plantas (Voz en off: “¡¿en serio?! Qué raro para un hotel”). Como todo lo Americano, era gigantesco. Una vez que te encontrabas en el hall y mirabas hacia arriba, las plantas subían como anillos y podías ver a la gente en un constante ir y venir. En cada planta se distribuía un equipo y como única columna vertebral estaba el ascensor. Alrededor de 15 nacionalidades nos reuníamos y entendíamos allí. ¿Cómo? Todos hablábamos un idioma. El Baloncesto.

Mi hermano Sergio viajó allí por que no quería perderse ese evento. Recuerdo cuando llegó, subiendo en el ascensor coincidimos con Yao Ming (2.26m) y Batere Menke (2.10m), ambos iban con el cuello torcido por que no cabían; me volví a mi hermano (1.82m) y le dije: “Aquí vas a disfrutar como un enano”. Nos reímos como Chinos… Se respiraba entusiasmo en la concentra-ción, aunque teníamos más presión que los zapatos de Falete.

En la primera planta había una sala de juegos. Y decidimos, mi hermano y yo, darles unas clases de ping-pong (no a los chinos, que hubieran jugado con nosotros como contra pin y pon al ping-pong) a Nacho y Paraíso. Cuando en el fragor de la batalla, 19 a 19, Nacho hizo un mate mal intencionado y Sergio saltó cual gato montés en extinción a por la pelota propinando un terrible golpe a un individuo que estaba jugando a una maquinita cercana.

- ¡Maaaaaaa! Qué barbaridad. I’m sórri ¡Co! - mi hermano.
- No problem - era Stojakovic (Predrag para los amigos... casi prefiero no serlo).

Era estar desayunando y coincidir en los zumos con Kirilenko, que miraba impertérrito, pétreo, unas magdalenas o buscaba con la mirada el vodka pensando: “Qué extraño, aquí desayunan unas cosas más raras…”.

Recuerdo que alguno de los chicos había hablado con el mítico Piculín (39 años; sí, es que soy un chaval) y dijo que lo encontró paseando por los pasillos del hotel con un puro al más “puro” estilo Ché Puertorriqueño. En cercana confesión le preguntó a uno de los nuestros si yo era el Angulo de Zaragoza (Piculín jugó en Zaragoza años ha). Añadir que en esa época yo llevaba unos divinos reflejos dorado-fantasía en mi pelo. Siguiendo con la conversación, Piculín contes-tó: “Parece un puto”… El único consuelo que me quedó es que pensase que yo era Alberto...

Cómo olvidar a Fernando Mingas, de Angola… No tengo ninguna anécdota con él, pero no he podido contenerme, tenía que nombrarlo.

Amén era cuando tras un entrenamiento nos cruzábamos con el equipo Argentino. Lucas, Nocioni, Ginobili, Scola, Oberto... nos faltaba tiempo para hacer tertulia: “Cómo andás, reloco”, “Boludo, andáte a la concha de tu hermana...”, “Viejo, no más”. Tenían que disolver la manifestación con gases lacrimógenos y no nos daba tiempo de sacar el “mate”.

Fusión, mezcla, compañerismo, mezcolanza, camaradería… intercambio. La integración es conocimiento del otro, el conocimiento es contacto. Baloncesto es contacto… El axioma de la cancha (¡y mi profesor de filosofía me dijo que nunca aplicaría sus enseñanzas!).

Evoco el último instante. Al dejar el hotel pasamos por delante del hall donde se encontraba Nowitzki (corazón de Volkswagen, cuerpo de limusina). Y gritó: “¡Españoles!”, nos giramos sabiendo que nos dejaría un mensaje lleno de sentido que resumiría la estancia y la amistad callada que había crecido en el ambiente de forma tácita. Sin moverse y desparramado en el sofá concluyó: “Cabrones”... (En un español que ya lo quisiera Rafael Sánchez Ferlosio)

martes, 5 de mayo de 2009

Ayuda para escribir un libro de autoayuda (y 4)

Empiezo a animar como si estuviese solo, como si dependiera de mí cada detalle de nuestra defensa, de nuestro ataque, de nuestro partido. Estoy extenuado, el cansancio me sube desde las piernas y se me agarra al pecho. Mis gritos salen entrecortados, ininteligibles. Pero sigo gesticulando, como un trastornado en un país de trastornados. Pero empiezo a sentir que no se me oye, que sólo suelto aire al aire cuando me pitan una falta inexistente. Intento detenerla pero es imposible. Mi frustración se dispara como un cohete hacia el árbitro y le golpea de lleno. Soy un pelele en sus manos y no sé dónde me puede llevar. Me dejo. Me pitan técnica. Como un balazo, me desarma y busco miradas de comprensión. Pero no hay miradas de comprensión en un manicomio. Noto cómo me abandona todo lo que me sujetaba y temo caerme, pero me encuentro sorprendentemente de pie caminando hacia el banquillo. Caigo en él; o él en mí; no sé. Me tomo un segundo y recapacito.

“El silbato no es la brújula de tu camino, la brújula eres tú y tu corazón”

“La ira es tierra estéril para plantar. La aceptación, el inicio de la mejora”

Me voy calmando en el banquillo e intentando construir, cuando salgo al campo. Hilamos algunas jugadas y nos atrevemos a lanzar unas palmas al aire. Hemos parado la sangría pero, aún así, el partido acaba. Hemos perdido de 13. Entramos al vestuario con sonido de marcha fúnebre en nuestras cabezas. Acostumbrados al tremendismo, nos fustigamos en silencio mientras algún ánimo grotesco se estrella en nuestros oídos. El agua de la ducha resbala por nuestro cuerpo inclemente mientras nuestra memoria nos flagela con cada fallo. Salimos cual zombis. Cansados, abatidos, desalentados; caminamos inertes hacia el coche. Un aficionado me para y me pide una foto con un niño de unos 10 años. Lo miro sin verlo e intento trazar algo parecido a una sonrisa. No me sale pero dispara la cámara. Cuando me voy, el niño me para y me dice: “Para nosotros, sois los campeones”. Un cosquilleo me recorre el cuerpo hasta el cuello y tengo que volverme para que no vea cómo se me encharcan los ojos. Un “gracias” ahogado se me cae.

“Compartir un sentimiento significa ser responsable de un destino común”

…………doy un bote. Un sobresalto me despierta y me quedo un segundo mirando a mí alrededor. El fisioterapeuta y 2 compañeros se ríen con ganas a un metro de mí. ¡Me he quedado dormido mientras me vendaban! Me froto la cara con fuerza y se me escapa una sonrisa. Aún no ha comenzado el partido. Como un flash me viene todo lo soñado hace un momento de golpe. Me pongo de pie de un salto y digo. “¡Chavales! Este partido lo ganamos. Vamos a sufrir, vamos a pasarlo mal pero si estamos unidos lo sacaremos adelante. Y si no lo sacamos, vamos a dejarnos la piel por que pocas veces se tienen segundas oportunidades”. Los junto a todos y obligo a hacer un grito en medio del vestuario. “¡EQUIPO!” Aún resuena en nuestros corazones y veo que alguno me mira de refilón como si estuviera loco... o, más bien, tendría que decir cuerdo.

martes, 28 de abril de 2009

Ayuda para escribir un libro de autoayuda (3)

“Ten siempre atados los cordones del carácter para andar con las botas del convencimiento”

Quedan 4 minutos para acabar el segundo cuarto y estamos 7 puntos arriba; el desgaste físico empieza a hacer mella cuando suena la bocina que anuncia un tiempo muerto. Mientras alcanzo el banquillo, hay un choque de manos acompañado de ánimos. Con cada palmada se me va llenando el vacío bote del aliento. Un trago de agua de una botella que no es mía me llena de energía mientras el entrenador desmadeja la enmarañada defensa contraria. Me da por pensar que beber la misma agua es andar también el mismo camino.

“Compartir no significa dar, significa entregarse”

Se esta acabando el segundo cuarto y el balón fluctúa como una bola del pinball. Conectados los unos con los otros no nos miramos, nos sentimos. Nos encontramos. Todo parece lógico y no hace falta esforzarse para encontrar la avenida hacia la canasta. “Dar” significa darse. “Crecer” es sacrificarse. No es altruismo, somos uno.

“La autoestima se alimenta del positivismo y el positivismo es la suma de sonrisas y actitudes válidas”

Acaba el segundo cuarto y vamos caminando juntos como una vivificada procesión llevando “en volandas” nuestro futuro éxito conjunto. En un pestañeo estamos atravesando el mismo túnel en sentido contrario, con el partido ordenado y las claves dadas por el entrenador todavía tintineando en nuestros oídos. Me noto un poco entumecido y arranco una tímida carrera por la banda mientras, de reojo, observo al público que nos alienta. Cheerleaders del optimismo incansable. Reflexiono fugazmente sobre mi talante. La actitud nace de uno y lo mejor de todo es que es contagiosa.

“No temas al ridículo y coge tu primero los pompones del hálito, los gritos de confianza le seguirán”

El tercer cuarto no ha podido empezar peor. Un parcial de 10-0 nos arrincona en nuestra propia cancha y parece que estamos jugando otro partido, contra otro contrario, en Marte. Sin tiempo a reaccionar empujas fuerte, corres hasta la exte-nuación, saltas tus límites… pero es como intentar secar el suelo mientras llueve. Tengo la mente en blanco cuando recibo un empujón que me lleva a resbalar un metro por el suelo. Mi sudor dibuja un surco de derrota en el parquet y me cuesta un segundo levantarme; me resulta un siglo. Mientras, miro como un chico ágil y decidido borra con la mopa mi pesimismo en forma de transpiración.

“El sacrificio es un espejo. Empieza tú, muchos se querrán ver reflejados”

martes, 21 de abril de 2009

Ayuda para escribir un libro de autoayuda (2)

Ejemplo de boceto para libro (Cuidado los que no estéis acostumbrados a leer, eh, ¡que son 3 hojas!:

Como cualquier otro día caminaba cabizbajo mirando al suelo. Las sombras de otra gente surcaban mis pies como parabrisas en días lluvioso. El mismo camino que me llevaba al pabellón, tantas veces recorrido, se me antojaba insufrible e intentaba navegar sin suerte por la marea de mis pensamientos.

El portero del pabellón me saluda con un famélico “hola” que se pierde sin en-contrar eco. Me envuelven los ruidos familiares y me sacan a la pesada realidad.

Queda una hora y media para el partido y tengo el deseo de que acabe. Me asalta la sensación conocida del pasado, cuando mis padres me obligaban a ir a misa y ya, en el pasillo de entrada a la iglesia, el murmullo de viejas rezando y el olor a incienso me repelía.

Esta hora y media sería el auténtico tiempo muerto del partido. Pienso mientras me venda el fisioterapeuta en la camilla una vez más. Y van ni se sabe cuántas veces que mis tobillos se ven expuestos a esta liturgia. Me recuesto y me ador-milo...

Miro el vestuario. Gente activa riendo con disimulado nerviosismo, hablando de cosas triviales que entrelazan con un excitado estado de emoción. Veo rostros amigos que me hacen partícipe de sus bromas y me sonrío.

“Prepararse es empezar a afrontar en conjunto el primer paso hacia un sueño”

Me pongo la ligera camiseta que acaricia mi piel de forma tan imperceptible que tengo que mirar a ver si la tengo puesta. Los colores, acostumbrados a mis ojos, me hacen sentir una extraña calma. Como cuando leía de pequeño aquel libro de dibujos que me sabía de memoria y lo miraba una y otra vez, convirtiéndose en una costumbre que me tranquilizaba.

Y ésta evoca una inmensa sensación de pertenencia a una gran familia.

“El equipo se hace desde uno, pero uno no hace un equipo”

Salgo al campo y el público me abraza con aplausos lejanos que resuenan en mi abotargada cabeza hasta que toco el primer balón. Ese tacto conocido me de-vuelve la quietud de espíritu. Cruzo mi mirada como flecha hacia caras amigas con el arco de mis ojos. Una sonrisa asoma a mis labios. El calentamiento pasa como un anuncio ante mi vista y la película va a empezar. El árbitro lanza el ba-lón al aire; el tiempo se pone en marcha y, a la vez, mi corazón se para.

Como suele pasarnos, hemos empezado bien. Solo se han jugado 6 minutos pero vamos ganando ya por 4 puntos. Estoy recuperando aliento mientras miro mis cordones desatados durante un tiro libre. Pienso que para andar el camino de la libertad debes de tener todo atado, en orden.

(CONTINUARÁ)

martes, 14 de abril de 2009

Ayuda para escribir un libro de autoayuda (1)

Autoayuda. ¿Por qué esa obsesión de auto fabricarse, matizarse, construirse? Es bueno querer mejorar, pero ¿lo es que unos escritores oportunistas quieran sacar beneficios de nuestro deseo de mejorar? ¿No será más fácil pedir ayuda?

En estos momentos que están tan de moda los libros de autoayuda, voy a intentar es-cribir un boceto de esas obras clónicas que suelen repetir fórmulas de forma sistemática. Palabras claves, frases llamativas, conclusión populosa, envoltorio brillante... Trazaré aquí un bosquejo de un futuro libro que quizá algún día salga a la luz; si a alguien le motiva y quiere ser mi socio capitalista, solamente tendrá que poner el dinero. Sentimentaloides abstenerse de leer, puede producir urticaria.
Voy a intentar dar una serie de claves para que cada uno se haga su propio libro de autoayuda a su medida. La publicación podría llamarse 'Ediciones a la carta'.
Cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia... ¿o no?

Tema:
Un jugador a lo largo de un partido y su toma de decisiones va encontrando su camino y a sí mismo (Se puede usar cualquier personaje o animal en situación de descarrío o extravío que acaba encontrándose siguiendo las pistas que la vida le va dejando y que cualquiera puede ver si está atento y perceptivo)

Palabras comodín:
Secreto camino felicidad pensamiento gestionar aceptar superar corazón conocer espiritual mágico atreverse triunfo poder límites secreto aprender optimismo alma libertad emocional revolución tirano sabio autoestima destino destructivas creencias confianza culpabilidad mejorar poder valores positivo milagro silencio fuerza egoísmo bondad preguntas sueños miedo...

Temas para metáforas:
Mariposas (o cualquier insectos), ratas (o algún otro tipo de animal), caverna, armadura, posada, montaña, brújula, espejos, laberinto, pozo, casa, muros, bosque... Tienen, al igual que las palabras comodín, la capacidad de combinarse).

Currículo:
Aquí lo tenemos un poco complicado. Si quieres escribir un libro de este tipo ya tienes las claves. Ahora solo te queda lo más fácil, sacarte una carrera. Recomiendo A.D.E o Derecho. Pero lo más importante son los adornos y las siglas, por ejemplo; P.D.D por IESE o sacarte un M.B.A por ESADE. No te valdrá un curso de C.C.C. Aconsejo meter en el currículo, una vez acabado el Master, alguna palabra en inglés como por ejemplo Profesional del Coaching o Experto en Consulting...
Títulos posibles para el libro:
- El camino secreto de la felicidad en la cancha
- Gestionar el poder del balón
- El triunfo positivo del baloncesto
- El balón tirano en la montaña del alma optimista superada con el espíritu mágico de la autoestima del corazón.

(¡Juega y combina las palabras comodín!)

CONTINUARÁ

viernes, 20 de marzo de 2009

Tipología de jugadores

A lo largo mi suspendida carrera (es el sinónimo más acorde que he encontra-do a dilatada) he visto muchas clases de jugadores. He construido unos patrones inventados por mí. Pero que guardan cierta similitud. Si alguno se encuentra un poco retratado, no dude en ponerse en manos de un especialista. Quedarían así estos tipos de jugadores:

- Cartel de circo: Son de estos jugadores que, al igual que sucede con la publicidad del circo que rebosa en las paredes, una vez puestos te dan la impresión de que van a poner enseguida otro encima. Que no acabas de creértelos. Los han fichado mientras miraban vídeos de otros jugadores en su posición. Incoloros, aguantan lo que aguantan. Obsoletos a la semana.

- Uno contra el cono: (Esta acepción está acuñada por Raúl López). Jugadores que haciendo técnica individual son rápidos, técnicos, elegantes, guapos; pero les pones contrarios y se bloquean. No son capaces de jugar 5X5; son como un japonés sin cámara. Vamos, que les falta algo. Es de los tipos que sus mejores actuaciones las tiene en el sótano de su casa. Sin gente, sin presión, sin contrario.

- Coca-cola: Este tipo de jugadores tienen muy buena pinta y mejor publicidad. Pero al poco de abrirla va perdiendo fuerza. Poco a poco se quedan sin gas. Van de mucho a nada.

- Cartón piedra: Suelen jugar de pívot. En un principio tienen un aspecto rocoso, parecen duros y fuertes, pero luego te das cuenta que están de decorado, de atrezo.

- Tinaja turca: (Esta designación está acuñada por mi hermano Sergio). La acepción lo es en cuanto a físico, cual tinaja. Son jugadores engaño-sos. Que los ves con un cuerpo de pescadero venido a menos y te relajas, y luego te hacen 20 puntos. (Estos ruedan más por ligas menores). Su cuerpo tiene la extraña peculiaridad de ser fino por arriba, grueso en sus medios y estrecho en su acabado. O también llamado tipo modelo inverso, 60-90-60.

- Muñeca Rusa. Estos son escasos pero pueden cargarse un equipo en dos patadas ellos solos. Cual Muñeca Rusa están ellos y después ellos y después… ELLOS. Y al final dentro de la última muñeca… no hay nada. Son esos tipos que tienen tanto ego que al nacer piensan que son gemelos.

En general nadie está del todo contento de su acabado final. Siempre hay algo que se cambiaría. Como decía Pessoa: “Soy el intervalo entre lo que deseo ser y lo que los otros me han hecho”. Esto es aplicable al jugador de baloncesto.

martes, 24 de febrero de 2009

Escuchas en la Comunidad de Madrid

Tengo un batiburrillo de ideas que necesito vomitar tras esta gran borrachera de baloncesto.

Domingo, Palacio de Deportes de Madrid a las 18.30. No se asusten, no es política. Pero la final de la Copa del Rey de este año ha sido como escuchar las tripas del baloncesto. El paraíso de un voayer. Escuchas a los jugadores, escuchas a los entrenadores, escuchas a los árbitros y como no... a Romay.

Tau Cerámica frente a Unicaja. Aíto frente a Ivanovic. Dos ex jugadores, dos veteranos. Ambos, cual calco, traspasan sus valores e ideas a sus respectivos equipos. Aíto: tranquilidad, talento, confianza. Ivanovic: dureza, disciplina, racionalidad. Aíto: 5 Copas del Rey; Ivanovic: 4. Pero el Tau lleva 12 partidos ganados de 12 enfrentamientos contra el Unicaja. ¿Cómo afrontar un 12 de 12 en partidos directos a favor del Tau? Tanto para uno como para otro. Es muy difícil hacer efectivo lo esperado. Lo previsible, un hecho.

Hablar de MVP cuando se ha visto un espectáculo tan bueno es tal ridículo como mirar una estadística tras ganar una final. Si se ha ganado es por que el equipo ha predominado sobre el individuo, pero… ¿por qué no Pete MVP? Mayor valoración, decisivo en el último ataque y en la última defensa. ¿Por qué no Rako? Por determinación. 27 pts. En semifinales contra el Barcelona ¿Por qué no Tiago? Por calidad y, por qué no, por sentimentalismo. Qué gran doble-alegría. Perdón, no sé qué me ha pasado, el Lucio periodista se había apoderado del Lucio jugador. ¡Uf!, ya pasó.

A veces los jugadores nos hacemos preguntas hipotéticas como: ¿Cómo sería el jugador perfecto? (aquí os animo a que participéis). Para mi tendría la altura de Muresan, el tiro de Bird, la capacidad de superación de Jordan, las piernas de Gisele Bundchen, ¡ay, no! Se me fue la pinza.

Si tuviera que preguntarme cuál sería el resultado de juntar el cuerpo de un buen jugador y la cabeza de un entrenador, me saldría Prigioni. Él juega al ajedrez usando la cancha de baloncesto como tablero. Le escucho cabal al oírle decir tras ganar al Barcelona: “El equipo lo ha hecho bien”, como ajeno, frío en la excitación, para añadir: “Estoy contento por dentro pero hay que mantener la concentración”, con ese factor coercitivo propio de los entrenadores. Saber qué y cómo hacer las cosas es relativamente fácil, pero saberlo hacer con la adrenalina disparada y tu corazón bombeando a 190 pulsaciones... está predestinado para unos pocos.

Cuando un erudito del baloncesto o yo (o el uno o el otro, quiero decir) te dice: “Los tiros libres deciden partidos”. No te das cuenta hasta que ves partidos como esta Final. Ver en la estadística final de tiros libres que el Tau acaba con un 25 de 28. Un gran porcentaje, rozando el 90%. Y descubrir que el único que falló fue Sergi (y en un mal momento que pudo costarles el partido), da una idea. Pero ver que segundos más tarde Gomis (7 de 9) falla el tiro libre que podía decantar la balanza a Málaga, te certifica la importancia de los tiros libres.

Apuntar que no disfrutaba tanto desde que me llegó a casa mi masajeador prostático. Decir que esta ha sido una de las finales más emocionantes, salvando la que ganó el Tau en el 1998-99, con una grandísima plantilla (¿cuela?). Comentar, que incluso yo, que tengo el corazón como una pelota de baloncesto (¡¡¡óle!!!), acostumbrado a situaciones límite, me tensé viendo la Final. En esta Final se han visto cosas curiosas, que quizás no se repitan en mucho tiempo, como: escuchar a un entrenador decir que “con jugar con el corazón no basta”; ver ganar al equipo que menos valoración total realiza; y, cómo no, ver sonreír a Ivanovic... (¡Tiene dientes!)

Enhorabuena a los dos.

sábado, 21 de febrero de 2009

Mecanicismo

¿Qué es mecanizar? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul…

La definición que he encontrado de mecanizar es: “dar la regularidad de una máquina a las acciones humanas”. Por 25 pesetas, acciones que mecanizamos: 1, 2, 3… responda otra vez: Conducir, escribir, pensar… ¡clin!, ¡clin!, ¡clin! Parece que no lo has pensado, “pensar” no es mecanizado.

En el baloncesto existe una gran batería de gestos que debes mecanizar. De hecho, quien mejor mecaniza los gestos y los interioriza tiene más oportunidades de alcanzar cotas más altas.

Para mecanizar (simplemente el hecho de mecanizar) se debe de tener una serie de ap-titudes. Véase: paciencia, para consigo mismo; para no querer conseguir resultados a corto plazo. Disciplina, para ser riguroso consigo mismo, con las correcciones y con la realización del gesto. Perseverancia, se han de realizar muchas repeticiones para interiorizar los gestos para que más tarde salgan de forma natural e inconsciente. ¿Quiere decir esto que quien tenga estas aptitudes tendrá más posibilidades de realizar mejor los gestos y así ser mejor? Me atrevería a decir que sí. Y si a esto se le suma una actitud, estaremos mejorando ostensiblemente.

Ahora hay que realizar, con intención, todos los gestos mecánicos del baloncesto. Véase: bloquear, fintas, pases, bloqueo de rebote, etc.

Uno de los gestos más resolutivos es el tiro a canasta. He realizado un mini experimento. (A ver dónde encuentro una cobaya…) He tomado a uno de mis compañeros de equipo. No me he cogido a mí para no hacerlo de forma condicionada (¡Qué tipo, qué preclaro!). He intentado ser selectivo y coger a un tirador catalogado como medio (¡qué profesional!) y he contado los tiros que hacía en una semana. (¡Muy bonito! A eso te dedicas en los entrenamientos). Nota mental: Quitar voz en off.
Éste es el resultado (aproximando cifras):

- 1er día: 90 tiros - lunes tarde.
- 2º día: 200 tiros (sesión de tiro) - martes mañana.
- 3er día: 50 tiros (5x5 media cancha) - martes tarde.
- 4º día: 120 tiros - miércoles tarde.
- 5º día: 140 tiros - jueves mañana.
- 6º día: 170 tiros (sesión de tiro) - viernes mañana.
- 7º día: 65 tiros - día de partido.

En total 835 tiros en una semana; 3.340 al mes; 36.740 al año.

Tomándome como referencia, que he tenido una carrera como profesional aproximada de 16 años (desde que empecé a entrenar con ACB) y multiplicando por 11 meses (1 de verano, aunque no siempre fue así), sale un total de 587.840 tiros sin contar en las categorías inferiores… Sumar play offs, Copas del Rey, Euroliga, Korac…

Hay pocas cosas que haya repetido tanto en el transcurso de mi vida; a bote pronto se me ocurre: masticar, pestañar, pensar… (¡clin! ¡clin! ¡clin!) Pero creo que pocos gestos he hecho en mi vida más veces que tirar a canasta. Ya me veo en el INEM contestando a la pregunta: “¿Qué has hecho hasta hoy en tu vida?” ... mecanizar.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mi tropiezo con la música (2ª parte). Vergüenza española

(Vaya por adelantado mi agradecimiento a Andrea Pecile, por su talante y buen humor).

Hace como un mes navegando por la red, me choque con lo que considero el segundo blog más divertido que he visto nunca. Era el blog de Andrea Pecile. Estuve leyendo y acabé cuando mi novia me amenazó cual niño a las 2 de la mañana.

- ¡Lucio! Deja de ver porno en la red y a dormir!
- ¡Churri! Te juro que no es porno; es una página de un tío que va en mallas y se disfraza del Súperhéroe Americano que... Vale, vale, es porno.

De todas maneras, lo que más me llamó la atención de la página no fue su humor, o los videos, fue que no tenía vergüenza.

Siempre he sido crítico con la exagerada vergüenza que adolecemos los españoles. Ese miedo a exponernos delante de otros, ha sentirnos ridiculizados. Por eso quise exponerme. Hablé con Nanclymen (el jefazo de la página) y le dije que quería colgar una de mis canciones en la página. La respuesta no se hizo esperar:

- ¡Claro que sí, tío! – Quizás pensó; Lucio haciendo el ridículo, eso puntúa.
Tengo que reconocer que tenía mis dudas, así que consulté con mis seres queridos. He dicho “queridos”, cercanos.

- Tía, qué te parece si cuelgo una canción de Internet.
- Sobrinico, pero ¿te pagan?
- No.
- ¿Entonces para qué?
Quizás mi hermano lo entenderá:
- ¿No haces el ridículo ya en la cancha?
Mi novia, una novia, nunca falla:
- ¿No haces el ridículo ya en la intimidad?

Con estas muestras de apoyo uno debería rendirse pero mi lucha no era contra nadie sino contra mi vergüenza y por ende ¡la de los españoles!, cha, cham.
Así que compuse una canción. ¿Sobre quién? Sobre quien me había inspirado. Sobre Pecile. Sé que no debí hacerlo, pero lo volví a consultar con mi hermano.
- ¿Pero lo conoces?
- No.
- ... tú te aburres mucho, ¿no?.

Tras muchas divagaciones algo se saca en claro. Nunca mais pedir consejo. Solamente me queda aclarar que lo que se cuenta en la canción es mentira. Es simplemente una caricatura, una especulación... o sea: non e vero.

Sereno, sempre, sereno.

lunes, 2 de febrero de 2009

Mi tropiezo con la música (1ªParte)

(Aviso a navegantes: Esto no tiene que ver con basket, ¡eh!) Ah, que es una página de baloncesto.

Era pequeño cuando en un arrebato de sincera pasión me levante me acerqué a mi madre y le dije:
- Mama, quiero estudiar música, quiero tocar el piano.
El rostro de mi madre muto y en el tono más afable que tenía dijo.
- ¿Y no prefieres hacer encaje de bolillos? No sé, algo menos ruidoso.

Éramos 4 hermanos y el volumen de Herzios en casa ya era bastante elevado. Yo era niño, caprichoso e inflexible. Así que empecé a estudiar Solfeo. Explico: el Solfeo es teoría musical y nada menos que 5 años de estudio. Es un aguafiestas. Para que os hagáis una idea, es como si vas a montar en la Montaña Rusa y os dicen: ¡Claro que si! Pero antes vas a hacer un curso divertidísimo de Cinética Aplicada, Estudio de Corrientes de Aire y su Didáctica, Vagones y su Composición... Un corta rollos.

Por suerte, al año conseguí mi ansiado piano, con el que pensaba vengarme por esta tortura. Para ser sincero, a partir de ahí perdí todas las opciones de ser nombrado “Vecino de Año”. Cuando coincidía con algún vecino notaba sus miradas de odio y reprobación. Intentaba no coincidir en sitios angostos con ellos por lo que me pudiera pasar, pasillos, rellano, ascensor...

El tiempo pasó, acabé solfeo adquiriendo conocimientos para toda la vida que no aplicaría en toda la vida, como saber que era una semifusa, cantar en clave de Fa en 4º o saber quién era Severino Boecio...

Al empezar mi carrera de baloncesto tuve que elegir entre Teoría de la Música y 11 años de riguroso estudio al piano, años entre Bela Bartok, Czerny y Bach y un futuro incierto, o cobrar pasta jugando a lo que me gustaba. La decisión fue difícil y 2 segundos después la había tomado.

Pasado un tiempo me fui a Vitoria, y sopesé llevarme el piano allí; pero en aquella época tenia un Opel Corsa 1.2 y no sabía si subir el piano al coche o el coche al piano. Con mi lógica empírica acabé llevándome una guitarra. Al poco tiempo de estar en Vitoria ya era conocido por mis vecinos y me ponían motes tan entrañables como: “El baras de la guitarra”, ”El pesao del 2º A” ,“Ese h***de p*** tan cordial”. Qué tiempos...

En Alicante viví en un edificio de extranjeros, alemanes, franceses... Eso hizo que, junto al equipo en el que jugué (con franceses, “alemán”, lituano, argentino, inglés, americanos...), sintiera que vivía en otro país. A mis vecinos les dije en mi perfecto inglés que es típico en los españoles tocar instrumentos (¡alegría! ¡alegría! ¡sangría! ¡pela!). Y no se quejaron ¿?

Con estos credenciales y el aburrimiento, hasta llegué a componer... Pero ésta es otra historia... que contaré la semana que viene.

lunes, 12 de enero de 2009

La dama de las camelias

Últimamente, estoy notando de forma más agresiva (si cabe) un “MAL”. Un “mal” endémico ya en nuestra sociedad. Un “mal” que estamos traspasando a nuestros hijos de forma casi inconsciente. El mal es, simplemente, que no sabemos esperar.
A las cosas hay que darles su tiempo. Cada vez más, en este siglo de la rapidez, se ve más gente impaciente: sociedad impaciente, directiva impaciente, niños impacientes… baloncesto impaciente.

Se ven cada vez más equipos que se remodelan cada año, cada mes; conjuntos “tuneados”, directiva aplicando chapa y pintura.

Quizás en este siglo donde los resultados mandan no quede sitio para el proyecto asentado; para la tranquilidad, para la paciencia.

Recuerdo cuando poníamos a cargar el Commodore 64, de niños, y tenías que esperar media hora y con suerte se te cargaba el juego. Ahora, si en dos minutos no se te ha encendido, estás a punto de llamar al técnico.

Mi padre es de otro siglo. Colecciona programas de cine y ha conseguido, a base de constancia y paciencia, hacerse con una colección de unos 8000 pro-gramas.

Cuando era joven, mi padre repartía programas por el pueblo porque con ello se ganaba la entrada al cine. Empezó a coleccionarlos metiéndolos en una caja de zapatos. Uno de sus favoritos es de Alejandro Dumas, hijo; el título: “La dama de las camelias”. Actuaba “la Garbo”. La colección la empezó cuando tenía 10 años. Mi padre, con todo su amor, inició 4 colecciones de sellos para que sus cuatro hijos las continuaran cuando fuesen mayores. Creo que no lo hizo como inversión o por su amor a la filatelia, sino por inculcarnos un valor por la espera, por el amor a las pequeñas cosas, por educarnos en la paciencia. Deseo que su colección no acabe nunca…

En el baloncesto ocurre como en muchas parcelas de la vida. Nunca las prisas fueron buenas compañeras de viaje. La paciencia es necesaria. Necesaria para ver crecer las cosas; para forjar un carácter; para saber dar valor a las cosas.

Los sellos se han devaluado pero el baloncesto… es un valor seguro. Tengamos paciencia.