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lunes, 12 de enero de 2009

La dama de las camelias

Últimamente, estoy notando de forma más agresiva (si cabe) un “MAL”. Un “mal” endémico ya en nuestra sociedad. Un “mal” que estamos traspasando a nuestros hijos de forma casi inconsciente. El mal es, simplemente, que no sabemos esperar.
A las cosas hay que darles su tiempo. Cada vez más, en este siglo de la rapidez, se ve más gente impaciente: sociedad impaciente, directiva impaciente, niños impacientes… baloncesto impaciente.

Se ven cada vez más equipos que se remodelan cada año, cada mes; conjuntos “tuneados”, directiva aplicando chapa y pintura.

Quizás en este siglo donde los resultados mandan no quede sitio para el proyecto asentado; para la tranquilidad, para la paciencia.

Recuerdo cuando poníamos a cargar el Commodore 64, de niños, y tenías que esperar media hora y con suerte se te cargaba el juego. Ahora, si en dos minutos no se te ha encendido, estás a punto de llamar al técnico.

Mi padre es de otro siglo. Colecciona programas de cine y ha conseguido, a base de constancia y paciencia, hacerse con una colección de unos 8000 pro-gramas.

Cuando era joven, mi padre repartía programas por el pueblo porque con ello se ganaba la entrada al cine. Empezó a coleccionarlos metiéndolos en una caja de zapatos. Uno de sus favoritos es de Alejandro Dumas, hijo; el título: “La dama de las camelias”. Actuaba “la Garbo”. La colección la empezó cuando tenía 10 años. Mi padre, con todo su amor, inició 4 colecciones de sellos para que sus cuatro hijos las continuaran cuando fuesen mayores. Creo que no lo hizo como inversión o por su amor a la filatelia, sino por inculcarnos un valor por la espera, por el amor a las pequeñas cosas, por educarnos en la paciencia. Deseo que su colección no acabe nunca…

En el baloncesto ocurre como en muchas parcelas de la vida. Nunca las prisas fueron buenas compañeras de viaje. La paciencia es necesaria. Necesaria para ver crecer las cosas; para forjar un carácter; para saber dar valor a las cosas.

Los sellos se han devaluado pero el baloncesto… es un valor seguro. Tengamos paciencia.