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martes, 30 de diciembre de 2008

La buena vida

Feliz año a todos… por si no nos vemos. Y no confíen en que les mande un mensaje al móvil de felicitación. Adivinanza: ¿Cuál es la empresa que más contenta está de que empiece un año nuevo? Telefónica, supongo. Que empieza el año con ingresos…

No divaguemos. Y disculpen que me ponga serio.

Este año no pido nada. Tal como fue el año, supongo que los Reyes Magos estarán ahora mismo en la cola del paro, incapaces de pagar la hierba para sus camellos. Y teniendo en cuenta que vienen de Oriente (se les pone en Babilonia, aunque según el evangelio de San Mateo, única fuente bíblica que los menciona, ni eran Reyes, ni eran tres... de lo de Magos ya ni hablamos) y que no eran cristianos sino seguidores de zoroastrismo o mazdeísmo, (que es el nombre de la religión y filosofía basada en las enseñanzas del profeta y reformador iraní Zoroastro), ¿quién va a dar trabajo a tres… o dos Reyes (o ciudadanos de a pie) que provienen de Oriente (o de Irán) ¡y sin papeles!?

Por eso no pido nada a los pobres Reyes. Sólo pido “buena actitud”. Viendo una entrevista a Alex Rovira, quien recientemente a escrito “La buena vida”, nos descubre de qué depende la calidad de nuestra vida o, lo que es lo mismo, la buena vida: “La calidad de nuestra existencia es el resultado de las decisiones que tomamos en cada momento y del cultivo de las actitudes positivas.”

Siendo simplistas la buena vida habita en los gestos más cotidianos, tanto en la vida como en el baloncesto.

“Se dice que las actitudes generan pensamientos; los pensamientos, comportamientos; los comportamientos se traducen en hábitos; los hábitos forjan el carácter y el carácter determina el destino”. Por lo que nuestro destino no nos el algo ajeno.

A veces el pesimismo, la resignación, irrumpen a nuestro paso y depende de nosotros saber cómo afrontarla. No anclarse, ni dejarse atrapar por la dejadez es nuestra responsabilidad.

Edison fue expulsado tres veces de la escuela, ya que su maestro lo consideraba retrasado, y Einstein fue considerado mal estudiante…

Por eso, ánimo a la gente a no ponerse metas, sino a caminar despacio; animo a los chicos a disfrutar con el deporte, pero no ha imponerse objetivos; animo a romper con la inercia natural; animo a todos a coexistir en la parte que nos afecta de la vida de forma consecuente, ya sea en una empresa, en una familia o en un equipo. Ánimo… (me siento una cheerleader).

“Ser honesto consigo mismo es el mejor esfuerzo que un ser humano puede realizar” Sigmund Freud.

martes, 2 de diciembre de 2008

Lo inevitable

Mi madre al otro lado del teléfono me da sus últimos consejos antes de un partido: “Tú no vayas muy fuerte, no te vayas ha hacer daño, que luego mira, el que lo sufres eres tú. Vete con cuidado, ¡sí!, ¡a ganar!, pero que tampoco tienes que hacerlo tú todo...”. Y finaliza:
- Y sobre todo tú no te lesiones.
- Sí, mamá, sí.

Son consejos de madre, irracionales, cariñosos, ilógicos (¿quién busca lesionarse?, ¿quién sale a un partido a eludir una lesión?, es como aquel que dice: “Yo soy un ganador”. Vale, bien, se entiende. ¿Pero, es qué hay gente que juega para perder?)

Pero... en una madre se tiene tanta fe que el hecho que te lo diga es una razón para que no suceda. Las madres tienen un mando magnánimo, un aura de certidumbre que te hacen sentir que no te vas a lesionar. ¡No puedes contradecirla, y ya está! Pero el destino no tiene madre. Y por mucho que una madre lo ordene...

Como un entrenador, que antes de un partido te entrega el “scouting” (hojas donde se estudian las características del rival, sus sistemas, etc.) del otro equipo. Hoy te toca defender a La Bomba Navarro, lees sus características: “Puede penetrar a canasta con ambas manos, arma el tiro rápido por lo que es importante estar cerca de él. Cuidado con pegarse en exceso pues es listo para sacar faltas. No dejar de defenderle lejos del aro, puede sorprender con tiros de larga distancia (hasta 7 metros) con buenos porcentajes. Precaución con su primer paso, que no nos pille de sorpresa, excelente en tiros de 2 lanzando por encima del defensor. No enviarle a la línea de tiros libres ya que saca así muchos puntos...” Y llega el partido. Y Navarro te mete un triple. Y el entrenador grita:
-¡Que no te separes! ¿No lees el “scouting”?
-Sí, entrenador, sí.
Y le decimos que abandonados a lo irremediable.

Como a una novia que te explica la blusa que acaba de ver: “Es preciosa, con ribetes azules, los festones llegan hasta la rodilla; es de tirantes, muy ligera y, como para el verano no tengo casi nada... Además es de gasa y como es blanca la puedo combinar con todo... y encima está rebajada un 30%...”
-¿Pero me estas escuchando? ¿Me la vas a comprar?
-Sí, cariño, sí.

Y es que siempre existe lo ineluctable, causas inevitables... certezas. Caminos que van a Roma, la lluvia que va a parar al mar, Naranjito al 82, Chanquete al barco, Romay a una falta...

lunes, 17 de noviembre de 2008

Neyro

El arbitraje es de los trabajos más desagradecidos que existen. Quizás está a la altura de los Inspectores de Hacienda. Definamos “arbitrar”. Arbitrar según la R.A.E. es: “Dicho de un tercero: Resolver, de manera pacífica, un conflicto entre partes”. Como 2ª acepción tiene: “Dar o proponer arbitrios”. Arbitrio: “Facultad que tiene el hombre de adoptar una resolución con prefe-rencia a otra”. 2ª acepción: “Autoridad, poder”.

Creo, vistas las definiciones, que ni el diccionario se pone de acuerdo consigo mismo. Hay palabras que chocan: autoridad/proponer; pacífica/poder. Y esto mirado en la R.A.E. y no en el RANCES o el VOX, ese diccionario rancio que toda estantería necesitaba en la década de los ochenta.

Creo que mediar es algo más incómodo que un Presidente de la Comunidad de vecinos. Algo que te imponen y que tienes que sobrellevar, pero que es preci-so. No entiendo que haya tres árbitros en un espacio tan pequeño. A más gen-te, más criterios. Ya me cuesta intentar mandar algo en mi casa, y somos dos, como para estar tres (en la cancha, digo).

Entiendo que haya un árbitro principal. Este mismo modelo lo he impuesto yo en mi casa. Y decir como pista que ni siquiera yo he impuesto esta norma ¿Adivinas quién es la árbitro principal? Pues eso. Yo he jugado partidos con un solo árbitro y en algunas ocasiones sentías que no es que faltasen sino que sobraba uno.

Pero ya está bien, que los árbitros son habitualmente víctimas de bromas, del chascarrillo fácil. Es muy difícil tener un oficio público y estar expuesto a todas las críticas y opiniones. Quizás sea el único trabajo de verdad que necesita una vocación real. Me imagino a ese niño de tierna edad que a la pregunta senti-mental y “merengosa” de su padre:
- ¿Y tú, qué quieres ser de mayor?
Contesta:
- Árbitro.
- ¡Uy!, que gracioso. No en serio. ¿No preferirías ser Inspector de Hacienda?
- ¡Técnica! Y a la siguiente, papá, te descalifico.

Te tiene que gustar mucho el baloncesto para, sabiendo todos los daños cola-terales que supone, dedicarte a ello.

Os voy a contar una anécdota. A mi me arbitró Neyro (esta no es la anécdota) No recuerdo contra quién jugaba, no recuerdo si ganamos o perdimos. No recuerdo NADA del partido. Pero me acuerdo de Neyro. Y cómo me marcó. Yo jugaba en el Argal Huesca, allá por la Era Cenozoica, en la “Caja de cerillas”, pabellón a tope, gente colgada de las lámparas, ruido infernal… Yo: 19 años, imberbe, tupidas melenas, próceres músculos, insignes muslos, preclaro torso… (¡Bueno qué pasa! La anécdota la narro yo, y si quiero la decoro a mi gusto). En estas, Ney-ro pita algo que yo pensaba que era falta mía. Y protesto airadamente animado por la algarabía reinante (¡angelito!). Neyro había pitado pasos al contrario. Cuando me dispongo a sacar de banda, Neyro me para y, marcando cada síla-ba, me dice por encima del griterío:
- ¡¡Te juro que como me vuelvas a protestar otra falta no vuelves a jugar un partido en tu vida!! (Siento la dureza del texto, pero es que esto fue asín).

Yo le pedí perdón por las quejas, por mi actitud, por mis maneras en mi bisoña carrera deportiva, por mi vida en general, perdón porque un día en el Instituto “man-gué” un bocadillo, perdón por el asesinato de Kennedy, perdón por…

Cuando llegué al banquillo me preguntaba la gente:
- ¿Qué te pasa que estás blanco?

Aún me duró el shock y estuve un tiempo que al ver gente de gris me daban temblores. Tardé en protestar hasta el Jurásico. Gracias, Juan José, y perdón…


P.D.: Desde aquí doy mi más sentido pésame a todos los allegados de Juan José Neyro.

martes, 4 de noviembre de 2008

Ilusión perdida

Mario tenía 15 años, decía ser anarquista sin saber muy bien qué era, maneras abandonadas y risa floja, de esas que cuando las oías pensabas que se le habían escapado, de esas que de puro destiempo eran contagiosas. Se sentaba junto a mí y el resto del equipo Cadete en la grada baja cuando íbamos a ver al CAI ZARAGOZA, año 88 (Indio Díaz, Arcega, López Rodríguez...)

Llegábamos una hora antes, comíamos pipas sin parar, nos leíamos tres veces el folleto que repartían. Cuando salían los jugadores, te ponías ya nervioso, comentábamos las zapatillas que llevaban, el estiramiento, las manías... Un día me preguntó: ¿De qué hablarán los jugadores mientras calientan? Los dos nos quedamos callados.

Hoy, Mario es un “tiburón”, uno de esos que es dueño de una inmobiliaria, va con traje todo el día y llega tarde a las citas que suele tener como otros tíos con trajes. Tiene maneras seguras, casi no sonríe y no es anarquista sabiendo lo que significa.

Y seguramente sabe la desilusionante verdad: que los jugadores de baloncesto hablan de cosas tan insulsas como de su coche, de la peli de anoche o del tiempo (“que cómo ha cambiado para el mes que estamos”).

Y seguramente no se cuestiona por qué cambió su ilusión por una RESPUESTA.

A las personas que admiras y mitificas les otorgas habilidades extraordi-narias en cualquier faceta de la vida. Si nos hubieran dicho que los jugadores de baloncesto hablaban de Física Cuántica, nos hubiéramos mirado y habríamos asentido: ¡claro! *

(*) Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

jueves, 23 de octubre de 2008

Don Ricardo Rubio

Ya está. Ya es mayor de edad. Se acabó lo de Ricky, Ricardito, “peque”, chavalin”...

Desde aquí propongo lanzar la plataforma: “No me llames Ricky. Llámame Don Ricardo, que hay confianza”. De acuerdo, acepto otras propuestas para el nombre de la plataforma. Y cómo no, pido firmas… y dinero que podéis enviar a mi cuenta corriente para vuestra comodidad. (Qué no haría yo por vosotros).

De igual manera que ese gran comentarista y exaltador de masas (¡no! Romay no), Montes, apodó a Aito “Don Alejandro” por meritos propios, yo, desde mi humilde opinión y mi (espero) no tan humilde presupuesto, propongo el cambio de nombre acorde con su merecido estatus a Don Ricardo.

Parece una propuesta ligera, acaso ridícula, acaso estúpida, acaso… (Ya vale, lo he entendido), pero quién no ha tenido un trauma por un apodo injusto o por arrastrar un mote disminuido. ¿Quién llama a su jefe Pedrito, Manuelete? A mi me presentaron a José María Aznar. ¿Sería lo que soy si cuando al saludarle le hubiera dicho afablemente: “¿Qué pasa Chemita?”…? ¿O estaría haciendo monólogos con Alfredo Urdaci?

Después de este introito, felicitar a Don Ricardo y recordar su andadura:

- Palmarés: debuta con 14 años, gana una FIBA Europa (no él solo... le ayudaron algo), gana una Copa del Rey, gana una ULEB Cup, gana una plata Olímpica... y después cumple 18 años. Nunca me habían insultado de esta manera.
- Actuación más destacada: MVP Campeonato Europeo Cadete (51pts. 24reb. 12asis.7rec).
- Pronósticos de futuro: cinco primeras posiciones del Draf del 09/10
- Lo que se ha dicho de él: Larry Bird: ”Su manejo del tiempo es inverosímil”;
Chris Paul: “Lo que ha hecho es una locura”.

Sé que me voy a arrepentir pero… me pregunto: ¿qué había hecho yo a los 18 años?
- Palmares: jugaba en los júnior del CAI, ese año no nos clasificamos... para nada. Subcampeón de mi casa en la especialidad de “bailar flanes”. Campeón de guiñote del Bar Sango.
- Actuación más destacada: matar el 3 con mi As y cantarles las “cuarenta” en la final de guiñote del Bar Sango (ambiente familiar y trato agradable).
- Pronóstico de futuro: Cinco primeras posiciones del INEM 09/10.
- Lo que se ha dicho de mi: tras llegar tarde por sexta vez a un entrenamiento mi entrenador dijo a mi ofuscada madre: “Su manejo del tiempo es impresentable”. En el clasificatorio Junior para acceder al Campeonato de España. Ultima jugada del partido. Yo, henchido de adrenalina, en defensa formada salto sobre tres adversarios para realizar un mate estratosférico. De repente, choco y... rotura de tobillo. El fisioterapeuta del equipo dijo a mi alucinada madre: “Lo que ha hecho es una locura”.

Pero no hay que ser tan negativos, sin ir más lejos ahora aún tenemos cosas en común... A mi también me ha quedado la asignatura de catalán.

lunes, 13 de octubre de 2008

¡¡Sólo es agua, churri!!

“Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la salud: colesterol bajo y seguros dentales; elige pagar hipotecas a interés fijo; elige un piso piloto; elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama…”

Este es el inicio del gran monólogo de la película “Trainspotting”, que sigue y es grandioso. Elegir; qué privilegio y qué castigo en esta sociedad donde las ofertas se multiplican.

El otro día mi novia me dijo: “Vete al ZAS y compra agua” (Mi novia es así, expeditiva; pero me quiere, ¡eh?)

Tened cuidado, amigos. Algo tan inocente puede convertirse en una trampa mortal o en una Guerra Civil con alpargatas.

Cuando volví me dijo con “tonillo” insatisfecho: “¡Ah!, ¿¡ésta has comprado!?”. En este momento sabes que la has cagado. No sabes dónde, ni cuánto, pero la has cagado. Aquí entra mi duda (mal hecho, ante una novia no se duda; ¡se asiente!) y barajé dos opciones para contestar.

OPCIÓN A: Con tono aterciopelado: “Si, cariño, ésta”. (El “cariño” en medio de la frase parece casual pero NO, está estratégicamente pensado. Es la vaselina, el elixir bucal, que suaviza y da frescor)

OPCIÓN B: “Cariño…hay agua que va desde 0’13 a 0’32 € el litro; a golpe de vista unas 12 opciones sin contar las de sabor, con gas… las hay de mineralización débil, de composición equilibrada, indicadas para la salud infantil, recomendadas para prevenir la obesidad, nacidas en el Macizo de Penyagolosa, bajas en sodio, ricas en magnesio y calcio, del manantial de Fontcalta, de precio familiar, del Parque de Montseny (declarada reserva de la biosfera por la UNESCO…casi nada), que purifican el organismo desde el interior (que vete tú a saber cómo se hace eso), de Sierra Nevada, con vierte fácil del manantial de Font Sacalm, agua para beber mientras haces deporte…cariño…cogí la que tenía más cerca”.

Lógicamente ya supondréis qué opción elegí yo, que siempre me he caracterizado por mi carácter…la misma que elegiríais vosotros, claro. (Solución *)

Aquí viene la reflexión; si para elegir algo que es incoloro, inodoro e insípido hay que hacer un Master en Acuíferas y Bioquímica, ¿cómo elegir 12 jugadores más un entrenador con staff técnico incluido de serie y que además funcione? Vale que haya presidentes incoloros, entrenadores insípidos, pero nunca vi jugadores inodoros. Cómo veis una elección clara como el agua.

(*) ¡¡¡¡¡La OPCIÓN A, te crees que estoy loco!!!!!

TODA A UNA PACHANGA LABORAL
(Dedicado a mis amiguetes y a la gente a la que le GUSTA el baloncesto).
Miguelón, un amiguete, me apremia:
- Pero pásate a vernos, tío, ¿qué vas ha hacer? Si van a estar todos: “El Barco”, “Rubencio”, “Villalba”, “El Matu”…
Estoy saturado de baloncesto, pero decido pasarme a verles jugar. Me doy cuenta nada más entrar; no me voy a saturar. “Eso” no es baloncesto. Tendría que ser muy benévolo para definirlo así. (Nota mental: si algún día se me ocurre llegar a ese estado, pedir a alguien que me sacrifique)
La pista de baloncesto se paga a “pachas”, igual que los árbitros (creo que por eso les insultan con tanta saña. Es lo más parecido a la prostitución. Pagar a alguien para que te joda).
Cuando llego, 10 minutos antes del inicio del partido, estoy convencido de haberme confundido de pabellón. Solo hay 4 personas echando unos tiros. Luego me entero de que tienen 20 fichas pero que a duras penas llegan a hacer un quinteto digno (¿he dicho digno?, un quinteto). Veo a Miguelón, el diálogo transcurre así:
- ¡Qué pasa! ¿No empezaba a las 12h?
- Si claro, pero todavía quedan 5 minutos.
- …
(Nota mental: si algún día llego a este nivel de apatía, cuestionadme realmente si debo colgar las botas…y yo con ellas)
Cuando son las 12h., ya son 4 jugadores (¡bien!), los árbitros no están y llega uno lesionado. El diálogo transcurre así:
- (Miguel al lesionado) Cámbiate para que seamos 5 y luego te quitas.
- ¿¡No ha venido ”El Matu”!? Joder este “gachó”…
- …
Empieza el partido a las 12’25, son 4 y medio. A las 12’30 llega “El Matu”. Sale, se pega 2 carreras, le pitan una falta.
- ¡¡ARBITRO SUZNORMAL!!
Le pitan técnica.
(Nota mental: Toma sentido la frase “una retirada es una victoria”).

Mientras tanto ha llegado Diego, todos se alegran y le miran como si fuera una bombona de oxígeno; piden el cambio tres a la vez. ”Rubencio”, apoyado en sus rodillas, se concentra en recuperar oxígeno. Hay un tío corriendo que se parece a mi amigo “Villaba”, pero éste es amorfo, informe, indeterminado... “Barco”, cual boxeador, ha hecho suyo el centro del parquet y va de línea de tres a línea de tres farfullando, “tirar, tirar sin mi”. Miguelón, no pierde la fe: “¡vamos, tíos!”.
Miguelón es un fenómeno que se pega corriendo sin parar de un lado a otro sin ni siquiera mirar el aro; eso es secundario dice, “si esto es para hacer deporte y mantenernos sanos”, dice mientras se enciende un DUCADOS…

Perdemos de 20pts.

En el bar charlamos, nos reímos del otro equipo, bebemos unas cervezas frías, nos desternillamos con la técnica del “Matu”; en fin, nos lo pasamos bien. Se hacen las 15h.
(Nota mental: ”Soizs miz amigros, ossz quieror un huevo, ejto hay ke repetirlo”). Acabamos cantando el himno inventado de nuestro equipo de laboral entre vítores y abrazos.

¡¡¡¡VIVA LA PACHANGA!!!!

viernes, 3 de octubre de 2008

Yo a tu edad

Mis abuelos lucharon en la Guerra Civil. Cuando se arrancaban a contar una historia era como estar leyendo Historia y te ponías a pensar:”Qué leches le voy a contar yo a mis hijos”. Alguna vez en medio del fragor de una batalla te decían: “Yo a tu edad…” y te tenías que callar porque eran historia viva y punto.

De vez en cuando a mi abuelo Lucio, (como mi padre, Lucio, porque antes lo único que se heredaba era el nombre, y con suerte) se ponía todas las medallas de la Guerra (que parecía una vitrina con piernas) y lo oías por el pasillo: ¡clin, clin! Y decías: “¡Mama!, ya viene el abuelo”.
Los abuelos son otra raza, de otra madera… de otro planeta. Ellos empiezan la mayoría de frases con: “Yo a tu edad…” y ahí entra todo. Y cuando digo todo, es TODO. “Yo a tu edad mataba osos”, “yo a tu edad circuncidaba moscas”, “yo a tu edad trabajaba 25 horas al día”. Y no se te ocurría contestar:
- Abuelo, que el día solo tiene 24 horas.
Y él te contestaba airado.
- ¡Yo a tu edad respetaba a los mayores!
Lo malo de esto es que es contagioso, por que de repente si te encontrabas en plena discusión con tu padre y te soltaba:
- Yo a tu edad no contestaba a mi padre.
El abuelo, que lo escuchaba, saltaba:
- Buenoooo, eso de que no…
- ¡Usted cállese, padre! Que no le han dado vela en este entierro.
Piensas que el círculo acaba ahí. Pero no. Sabes que tú lo harás a tus hijos y éstos martirizarán a los suyos.
Lo mejor de esto es que es un “cierrabocas” automático. Porque no puedes contradecirlo. Es pasado prehistórico. Es lo que denomino “pasado de la razón”. Porque si se te ocurre decirle:
- ¡Claro!, es que eso yo no puedo saberlo.
Tu padre se dará una pausa y cabeceando pausadamente te soltará:
- ¡Tú que vas a saber!
Irrefutable.
Esto ya es definitivo. Un mate en la cara con falta y caída de culo. Sólo te queda levantarte, recoger tu dignidad y seguir con cara de poker como si no te importara que 5.000 tíos estén haciendo la ola
Ese “tú que vas a saber” de la adolescencia yo lo comparo al “quítate las gafas” de la niñez. O al no menos peligroso “ven aquí que no te pego”. Cuando te decían eso, estabas listo. Era muy contradictorio para nuestras confusas mentes. Por ejemplo, te pillaban mintiendo y te decían:
- ¡Ven aquí! Que no te pego.
Tú te rebelabas.
- No, papá.
Con tu mejor cara de arrepentimiento.
- ¡¡Que vengas!! Que no te voy a pegar.
Tú te acercabas, semiconfiado y ¡ZASCA! Te cruzaba la cara. Y además tenía el “cuajo” de decir; “¡Hala!, eso por mentir”.
- ¡¿Y tú no me has mentido ahora, o qué?!
Balbuceabas a media voz. Y te contestaba:
- Yo a tu edad…

Ahora de vez en cuando martirizo a algún júnior. Diciéndole que yo a su edad entrenaba tantas o cuantas horas y se me pone la carne de gallina en el corazón (como decía Sabina).

Hace unos meses estuve en el partido de preparación para las Olimpiadas por el 70 Aniversario de Marca, España contra Argentina y cuando un histórico (de los de verdad) me empezó una frase con “yo a tu edad…” se me puso una sonrisa en la cara y pensé: quizás los tiempos no cambien tanto en el fondo…

viernes, 26 de septiembre de 2008

“Manolete, si no sabes torear… pa qué te metes"

Existe en el baloncesto, así como en muchas empresas en la actualidad, lo que se denomina vulgarmente “hacer equipo”. Es algo inconcreto, abstracto, complicado de conseguir. Una comunión entre cuerpos, una fusión de deseo y sudor. Pero una vez que se logra, es un éxtasis. Cualquier mente obtusa que me lea pensará que hablo de otra cosa, pero la analogía puede valer.

Cuando en vez de ser un EQUIPO se es un simple “grupo” o la “suma de individuos”, algo falla. Debe existir una comunión y un compromiso. Saber por qué y para qué trabajas, conocer tu roll. Aprender a sacrificarte… En esos momentos estas empezando a construir algo.

Creo que igual que se hacen votos en el matrimonio deberían hacerse en un equipo de baloncesto: “¿Quieres pertenecer a este equipo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza (tú no, Pau), en las derrotas y en las lesiones, en los impagos y en los errores… hasta que el contrato nos separe?”.

La voluntad de hacer equipo llega muy lejos. Yo he vivido desde estancias monacales en sitios inhóspitos, a pretemporadas infernales sin otra cosa que hacer más que correr por las agrestes montañas. La última fue en Treviso. Cuando apenas llevaba una semana allí y casi no conocía las caras de mis compañeros, nos llevaron a un Spa. ¡Maravilloso!, pensé. Cuál fue mi sorpresa cuando en el Spa, en Brunico obligaban a estar “en bolas”. Tanto hombres como mujeres. ¡Ésta sí que es una forma de mirar a la cara de tus compañeros!

Cuando ví la escena de 10 tíos hablando amigablemente desnudos dándonos cachetazos en el culo, sopesé seriamente: “¿No estaremos haciendo demasiado equipo?”

Actualmente estas técnicas están muy en boga en las empresas. Recientemente me contó un amigo que trabaja para una inmobiliaria franquiciada que en una de estas escapadas para-fundirse-en-un-abrazo-de-concordia animaron a todo el grupo a andar sobre brasas
(quiero puntualizar que mi amigo es más chulo que un “8” y que le cuesta andar del sofá a la nevera).

Cual fue su sorpresa cuando uno a uno fueron pasando los 30 trabajadores que iban delante suyo animadamente entre jaleos y gritos. Puedo imaginar a mi amiguete con cara de “Manolete, si no sabes torear… pa’ que te metes”. Hubiese pagado mucho dinero por ver su cara mientras pasaba descreído fundiéndose en un ficticio abrazo con su reciente familia de cartera, tras su “desvirgamiento” empresarial.

Hacer equipo es complicado y en algunos casos arriesgado. ¿Dónde empieza la voluntad y dónde acaba la apariencia? ¿Quién pone los límites? ¿Se puede medir el deseo en términos pecuniarios? ¿Y provocar un sentimiento de pertenencia?

Equipo es saber dónde acaba uno y dónde empieza el otro. Es saber sacrificarse por objetivos comunes. Allá donde no cabe la primera persona…

Aunque siempre habrá alguno que intente cambiarte de bando. El egoísmo es un mal humano endémico y siempre existe gente como un amiguete que me contestó: “El trabajo en equipo es esencial. Te permite echarle la culpa a otro”…

lunes, 22 de septiembre de 2008

TOC

Hace unas semanas vi un reportaje en la TV de enfermedades extrañas. Una enfermedad que me llamó poderosamente la atención fue el TOC. “El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es una enfermedad que hace que las personas tengan pensamientos que no desean (obsesiones) y que repitan ciertos comportamientos (compulsiones) una y otra vez. Todos tenemos hábitos y rutinas en nuestra vida cotidiana tales como cepillarnos los dientes antes de acostarnos. Sin embargo, para las personas con TOC, los patrones de comportamiento interfieren con sus vidas cotidianas”.

Las causas que pueden llevar a esta enfermedad son los sentimientos de culpa y excesiva responsabilidad, trastornos del sueño, problemas conyugales, laborales o sociales.

El TOC (en inglés OCD: Obsessive Compulsive Disorder) afecta a todo tipo de personas, entre ellas también a famosos, como David Beckham, que sólo mete en la nevera un número par de refrescos… “todas las cosas en perfecta alineación o en pares de objetos”, confiesa. “Debo colocar las latas en el frigorífico en línea recta y si hay demasiadas en una, las coloco en perfecto orden en otro estante. Cuando voy a un hotel, antes de poder relajarme, debo colocar todos los folletos o los libros que encuentro encima de los muebles en un cajón”. Durante una entrevista en la televisión, David admitió que podía pasarse horas poniendo rectos los muebles de su casa de Madrid. Para paliar de algún modo su ansiedad, solía estrenar un par de botas de fútbol en cada partido y comprar exactamente 20 paquetes de espaguetis cada vez que iba al supermercado. Charles Darwin o el multimillonario Howard Hughes también sufrieron el TOC, así como Woody Allen, Harrison Ford, Mozart, Einstein, Martin Scorsese, Leonardo DiCaprio, Michelle Pfeiffer o Winona Ryder.

Según el Instituto Nacional de Salud Mental, los trastornos obsesivo-compulsivos afectan a una de cada 40 personas en Estados Unidos, alrededor de 7 millones de sus habitantes padecen este trastorno que generalmente se desarrolla entre los 20 y 30 años de edad. Hay un 25 por ciento de probabilidad de que uno de sus parientes cercanos también lo padezca.

Navegando en Internet vi manías tan variopintas de gente enferma de TOC como ver la tele a un volumen concreto (variarlo de 10 en 10 o de 5 en 5), ordenar las cintas de vídeo siguiendo un orden cromático determinado, acomodar la ropa de acuerdo al color o con un orden concreto o ir por la calle pisando las baldosas de una forma determinada.

Como cito al principio, una de las principales causas del TOC son los sentimientos de culpa y la excesiva responsabilidad. Los jugadores de baloncesto tienen que bregar con la responsabilidad y cierta culpabilidad ante los fallos públicos.

Es sabido que el baloncesto exige rutinas, gestos repetidos que casi se convierten en “tic”. Por ejemplo, los automatismos de un tiro libre que ayudan a centrarte en el gesto y aislarte del exterior… Granger Hall, aquel americano que estuvo en Huesca, botaba 3 veces el balón de forma particular y el público lo coreaba. Villacampa, daba un número exacto de botes utilizando la mano izquierda. Herreros lanzaba sin botar nada más recibir el balón del árbitro, como Margall. De extranjeros me gustaba la de Hornacek, con su ritual de acariciarse la mejilla. Yo he cogido la manía de justo antes de lanzar batir ligeramente el balón, se la copié a Djordjevic. Aunque con distintos resultados. ¿La boto poco? Eso será.

¿Garbajosa, Romay, Larry… podrían ser presas del TOC? Larry tenía que pisar los huecos de las líneas de vez en cuando y le veías desplazarse 3 metros de donde todos estábamos para realizar su ritual. Fernando no se cortaba el pelo, ni estrenaba zapatillas antes de un partido. Llegó un momento que prohibía cortarse el pelo a todos los integrantes del equipo. No sé si esto era manía o que nos vacilaba…

Lo de Jorge era más particular: tiene que darles a todos los jugadores de la plantilla un golpe en el pecho; también dice una frase antes de lanzar tiros libres; tiene que meter la ultima canasta antes del partido (ésta es más popular entre los jugadores, véase Dumas o Berni); tiene que salir en la presentación con la boca llena de agua; tiene que salir a la pista con un pie concreto; se ata y desata las zapatillas un número concreto de veces… Vamos, una TOCada de…

Realicé un test TOC y me resultó positivo. ¿Qué ocurre? ¿Estamos excesivamente preocupados? ¿Nos infunden miedos desde el exterior, TV, periódicos… y queremos agarrarnos a algo por muy irracional que parezca?

("El miedo es mi compañero más fiel, jamás me ha engañado para irse con otro". Woody Allen)