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martes, 15 de febrero de 2011

La Vitro inapropiada

La Copa del Rey ha dejado un agradable poso. Y no hablo de objetivos, hablo de actitudes, de maneras, de formas de ser y vivir el baloncesto. Muchas veces me siento estúpidamente orgulloso de formar parte de esta familia que es el baloncesto. Y digo estúpido por que como decía Sófocles (el poeta griego, no Schortsianitis): “El orgullo lleva consigo un castigo, la necedad”.

Agradable fue ver cómo Grimau cedía la Copa a Basile. Agradable fue la elegancia de Ettore felicitando al campeón. Agradable fue ver a Mickeal recogiendo rebotes a sus compañeros en el calentamiento, ejemplo de humildad e implicación. Agradable por que la organización se acordarse de un grande, Andrés Montes. Agradable ver cómo en las aficiones imperaba el respeto y la corrección…

El Barcelona es un digno campeón; parece que juega de memoria. Todo está trazado, es como si sólo tuvieran que realizar caligrafía en la cancha. Algo que ya esta delineado y sólo tienen que subrayarlo. En algún sitio he leído: “Ser espontáneo da mucho trabajo”. Al Barcelona no le sale espontáneamente este juego, lógicamente; está basado en horas de trabajo y buen hacer.

En este Barcelona hay una persona para mí que trabaja en la oscuridad, que brilla opaco por humildad, que se exhibe en intimidad, que cosecha victorias en silencio. Él es Víctor Sada. Para mi es el MVP, aunque lógicamente es un MVP callado, invisible, etéreo… que es otra grandeza de los mejores: no darse importancia.

¿Qué debe tener la mentalidad de un ganador? En la contestación de Terence Morris están las claves: “Es la segunda vez que ganamos al Real Madrid pero no pienso que somos mejores que ellos, solamente hoy jugamos mejor. Nuestro próximo partido es contra el Maccabi Tel Aviv en la Euroliga y será muy difícil, pero igualmente hay que ganarlo”. Un chorrito de humildad, dos cucharas de sensatez, un toque de carácter, medio vaso de prudencia, una rodaja de madurez y un par de huevos. Se agita y se sirve muy frío.

Quizás en ese coctel que acabamos de preparar se me haya olvidado añadir unas gotas de actitud. La actitud construye el camino. Sin una buena actitud, te bloqueas y no controlas tu dirección de forma correcta. En ocasiones tu actitud en un partido o en una competición te asedia y es difícil encontrar la salida. Es lo que llamo “la metáfora de la Vitrocerámica”. La Vitro es una analogía de la actitud; de esta forma si una Vitro no va bien, sólo genera malos humos, recalienta el ambiente y lo que cocines con esa Vitro te lo vas a tener que tragar. Por eso lo propio es darse cuenta (que ya es difícil) y cambiar la Vitro a tiempo. Me gustó mucho cómo Prigioni, después de una semifinal incierta, es capaz de cambiar su actitud y realizar un gran partido contra el Barcelona, fallando solamente un tiro libre, siendo el segundo anotador de su equipo y realizando una fabulosa defensa sobre Navarro.

Una cosa me intriga: ¿cómo hace un entrenador para motivar a unos grandes jugadores que lo han ganado todo? Supongo que se han dado cuenta de que se ha conjuntado un equipo privilegiado que linda la excelsitud y a eso se suma que comparten la filosofía de Mikhail Baryshnikov, el cual decía: “No intento bailar mejor que otro.
Sólo intento bailar mejor que yo mismo”… y eso, es mucho bailar.