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lunes, 27 de septiembre de 2010

Canto a la libertad

Desde que falleció Labordeta llevo tarareando su canción “Albada” y no se me va de la cabeza. Yo crecí escuchando casetes de Jotas Aragonesas, de La Bullonera, de Joaquín Carbonell, de J. A. Labordeta… Mis padres las ponían continuamente hasta que tuvimos una edad imprudente y nos amotinamos contra el sentido común, conquistando el radio casete. Desde ahí hubo una tormenta de música sin criterio.

En el deporte, como en la vida, es bueno tener referencias; gente en la que mirarse, gente con valores que puedan ser imitables. Mis padres lo sabían. Gente que te hable de forma honesta, que te hable de un pasado duro como el cierzo. Gente “desconocida” a la que sientas como un “abuelo”. Alguien quien cantaba con voz grave palabras graves desde un corazón delicado. En el baloncesto la parcela física esta cubierta, en cuanto a iconos, pero la parcela dialéctica se ha de completar y ahí es donde está la búsqueda personal de cada uno. Personas que valgan la pena. Personas que se exponen por el resto. Como decía Bertolt Brecht... "pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”.

Tiene que haber gente que esté dispuesta a poner la cara por los otros; esa gente tiene gran valía, por que si pones la cara corres el riesgo que te la partan. Y da igual como te llames, ya seas Scariolo, Marc Gasol o Labordeta...

Para avanzar tienes que saber de dónde vienes. Para subir hay que saber estar abajo. Para saber levantarte tienes que haberte caído. Conocer el pasado es necesario. Labordeta en sus canciones hablaba de libertad, de hermandad, de verdad, pero también de desesperación, de lucha, de angustia... de vida.

Los valores que intentó trasmitir se podrían trasladar al baloncesto perfectamente, por ejemplo en su canción Canto a la libertad dice: “será tuya mi frente”; habla de empatía, de unión incondicional, cualidades fundamentales en un equipo. Canta más tarde “haremos el camino en un mismo trazado”; es la base de cualquier equipo, remar todos en la misma dirección. Sigue “uniendo nuestros hombros para así levantar”, trabajar en un proyecto que hay que sacar delante de forma conjunta, la solidaridad ilimitada. Y si todo esto se hace bien se conseguirá que “los campos desiertos volverán a granar” y el sumo del altruismo está en trabajar no ya para uno mismo sino para los futuros proyectos por venir, al cantar: “también será posible que esa hermosa mañana ni tu ni yo ni el otro, la lleguemos a ver. Pero habrá que empujarla para que pueda ser”.

Nos se ha ido un referente sino que se ha acentuado, no se pierde su discurso sino que se enfatiza, no se difuminan sus palabras sino que se robustecen. Como cantaba el en La albada de la ausencia: “…me marcho por que me empujan, nunca lo hubiera querido. Aunque me voy no me voy, aunque me voy no me ausento, aunque me voy de persona, me quedo de pensamiento”.

Seamos lo más honestos posibles, sabiendo de dónde venimos y cuáles son nuestras raíces, por que como José Antonio decía: “Que no amanece por nada”.