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jueves, 24 de septiembre de 2009

El Equipo A

“En 1972, cuatro de los mejores hombres del ejército americano que formaban un comando, fueron encarcelados por un delito que no habían cometido. No tardaron en fugarse de la prisión en la que se encontraban recluidos. Hoy, buscados todavía por el gobierno, sobreviven como soldados de fortuna. Si tiene usted algún problema y se los encuentra, quizás pueda contratarlos... El Equipo A."

Tatarataaa. Tatataaaaaaa. Tarataaaa, tatataaaa. TA, TATA,TATAAAAAA.

En este caso no eran 4, ni americanos, pero si que parecían soldados. Gente disciplinada, que saben hacer su trabajo de forma efectiva.

Me ha venido a mi deteriorada memoria esta antigua serie viendo jugar a la Selección Española. Profesionales que son cuestionados y encarcelados por un delito que no habían cometido. Ellos siguen haciendo el bien al margen de los estamentos. No me pregunten porqué me viene esta comparanza.

En América Latina se les llamó “Los Magníficos”.

Los personajes tenían cada uno sus peculiaridades, pero cada uno era un gran especialista en una faceta determinada. Cada uno era el mejor en lo suyo. Entendía su papel y sabían desempeñarlo a la perfección. Encajaban los unos con los otros y se sacaban el mejor partido, pero siempre actuaban como un equipo.

Existe otro elemento que me arrastra a emparejar estas dos situaciones tan dispares. La acostumbrada previsibilidad a la que nos ha malacostumbrado la Selección. Ver un capitulo del Equipo “A” era verlos todos. El capítulo empezaba con una “injusticia” a alguna buena persona. El Equipo “A” aparecía de la nada. Las cosas en un principio se ponían peliagudas, chungas, “malrolleras”... En ese momento que la gente, frente a la pantalla, se ponía tensa empezaba la acción. Algún “mamporro” estilo Bud Spencer, alguna explosión controlada (siempre sin muertos, off course”) y acababan consiguiendo su objetivo.

La serie duró hasta que duraron los actores. Cinco temporadas de magia y predecibilidad. Quizás la diferencia de fondo radique en que poca gente se quejó de que la serie terminase. Pero muchos echaremos de menos a esta grandísima Selección. Disfrutemos de ella. Llegará un tiempo en el que contaremos a nuestros nietos que vimos a “La Selección de Oro” igual que se cuenta “yo vi a los Beatles”.

El jefe de la banda era el Coronel John "Hannibal" Smith. Aparecía habitualmente fumando un puro y acababa los felices capítulos con la misma frase. Pensándolo ahora de forma retrospectiva, eché de menos a José Luis Sáez saliendo frente a alguna cámara con un puro en la boca diciendo: “Me encanta que los planes salgan bien”

lunes, 7 de septiembre de 2009

Así estoy yo sin ti

Lunes, 7 de septiembre. Me levanto tarde. No por deseo, al despertador nuevo no le ha saltado la alarma. Parece que ni lo nuevo es síntoma de éxito. Lo reviso, esta perfecto, pero no funciona como debería. Cuando llego al entrenamiento, represalia pertinente y multa. El entrenamiento casi acaba de empezar y me tengo que apartar lesionad; he sentido un fuerte golpe en el gemelo. Algo no va bien. Todo hacia presagiar un entrenamiento cómodo, tranquilo pero... Llego a la ducha y el delegado nos alegra el momento. Se ha roto una cañería y no hay agua caliente. No se puede luchar contra lo inevitable.

Llego a casa y me pongo a preparar la comida, me distraigo viendo un reportaje de la Selección y se carboniza mi comida... A llamar al Paco-pizza. Perfecto.

Por la tarde no puedo entrenar, sigo con dolores. Dos horas frustrado sin poder ayudar a mis compañeros…pienso que al menos hoy veré a la Selección de Baloncesto. Al menos.

Sucede en ocasiones que parece que todo se distribuye para que salga mal. Expectativas sin índice de fallo. En un programa pude ver cómo la pregunta que se lanzaba a la gente era: ¿Ganará España de baloncesto la medalla de Oro? No preguntaban si haría buen papel, o conseguiría “una” medalla. Preguntaban por el oro. Es comprensible demandar, pues esta Selección lleva una andadura para exigirle lo máximo, pero todo tiene su peligro. Y este es: que no hay margen de error.

Como si no pudiese pasar nada más, empiezan los fallos no habituales que acaban generando ansiedad, un juego sorpresivamente riguroso, serio y duro de los serbios.
Consecuencias: se empieza a intentar solucionar individualmente. Desanimo y fallos inhabituales (balance, desajustes…)... ¿No estamos acostumbrados a jugar con marcadores adversos? Que ironía ser tan buenos.

Quizás España tiene que acostumbrarse a jugar feo. Quizás ganar y jugar bonito no siempre es posible. Quizás hay momentos en que te hacen perder la identidad. Quizás sin darse cuenta hasta la inseguridad se instala en el equipo campeón del Mundo. Quizás en ocasiones las estrellas se alinean para que todo salga mal...

Tras el partido apago la TV. Aturdido pongo mi nueva radio-despertador. Suena Joaquín Sabina: “...extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson,
oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...”

...cojo la radio, la tiro a la basura. Pongo la radio vieja. Son la 00:01 y conecto la radio. Se escucha una sensual voz diciendo: “El fracaso no es una opción y si te pasa, tienes 5 minutos para pasearte en tu autocompasión y en el minuto siguiente: acéptalo, asúmelo y descártalo. Que se pregunten como aún sigues sonriendo…eso es grandeza”.

Apago la radio. Ya es otro día. Ánimo.