Lunes, 7 de septiembre. Me levanto tarde. No por deseo, al despertador nuevo no le ha saltado la alarma. Parece que ni lo nuevo es síntoma de éxito. Lo reviso, esta perfecto, pero no funciona como debería. Cuando llego al entrenamiento, represalia pertinente y multa. El entrenamiento casi acaba de empezar y me tengo que apartar lesionad; he sentido un fuerte golpe en el gemelo. Algo no va bien. Todo hacia presagiar un entrenamiento cómodo, tranquilo pero... Llego a la ducha y el delegado nos alegra el momento. Se ha roto una cañería y no hay agua caliente. No se puede luchar contra lo inevitable.
Llego a casa y me pongo a preparar la comida, me distraigo viendo un reportaje de la Selección y se carboniza mi comida... A llamar al Paco-pizza. Perfecto.
Por la tarde no puedo entrenar, sigo con dolores. Dos horas frustrado sin poder ayudar a mis compañeros…pienso que al menos hoy veré a la Selección de Baloncesto. Al menos.
Sucede en ocasiones que parece que todo se distribuye para que salga mal. Expectativas sin índice de fallo. En un programa pude ver cómo la pregunta que se lanzaba a la gente era: ¿Ganará España de baloncesto la medalla de Oro? No preguntaban si haría buen papel, o conseguiría “una” medalla. Preguntaban por el oro. Es comprensible demandar, pues esta Selección lleva una andadura para exigirle lo máximo, pero todo tiene su peligro. Y este es: que no hay margen de error.
Como si no pudiese pasar nada más, empiezan los fallos no habituales que acaban generando ansiedad, un juego sorpresivamente riguroso, serio y duro de los serbios.
Consecuencias: se empieza a intentar solucionar individualmente. Desanimo y fallos inhabituales (balance, desajustes…)... ¿No estamos acostumbrados a jugar con marcadores adversos? Que ironía ser tan buenos.
Quizás España tiene que acostumbrarse a jugar feo. Quizás ganar y jugar bonito no siempre es posible. Quizás hay momentos en que te hacen perder la identidad. Quizás sin darse cuenta hasta la inseguridad se instala en el equipo campeón del Mundo. Quizás en ocasiones las estrellas se alinean para que todo salga mal...
Tras el partido apago la TV. Aturdido pongo mi nueva radio-despertador. Suena Joaquín Sabina: “...extraño como un pato en el Manzanares, torpe como un suicida sin vocación, absurdo como un belga por soleares, vacío como una isla sin Robinson,
oscuro como un túnel sin tren expreso, negro como los ángeles de Machín,
febril como la carta de amor de un preso...”
...cojo la radio, la tiro a la basura. Pongo la radio vieja. Son la 00:01 y conecto la radio. Se escucha una sensual voz diciendo: “El fracaso no es una opción y si te pasa, tienes 5 minutos para pasearte en tu autocompasión y en el minuto siguiente: acéptalo, asúmelo y descártalo. Que se pregunten como aún sigues sonriendo…eso es grandeza”.
Apago la radio. Ya es otro día. Ánimo.
lunes, 7 de septiembre de 2009
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5 comentarios:
Jodó que día no? A ver si tienes mejor día mañana que hay que ganar a Eslovenia!
Pues yo me he sentido un poco igual. Toda la razón, maestro.
Un saludo.
Eres un crack, te tendrían que haber convocado para que alguien defendiera un poquito...
No se ha valorado en los medios de comunicación suficientemente la pérdida del 40% del quinteto titular, además de ser los más calmados y comprometidos con el trabajo sucio: Calderón y Jiménez.
No tiene mucha relación con el post que has escrito...pero quiero darte mi más sincera enhorabuena por el partido que hiciste con el Vive Menorca en el trofeo Cáceres Patrimonio de la Humanidad...este año nos vas a seguir dando clases de pundonor y saber estar...además de ese "buen juego" que no se refleja tanto como se debería.
Un Saludo
La reflexión escuchada en la radio antigua antes de echarte a dormir es de una fuerza y una sabiduría vital tremenda.
A ver si todos somos capaces de aplicárnosla y mejorarmos como personas.
Lo de nuestros chicos del baloncesto tiene mala pinta. (Algo se ha perdido y algo sobra: ¿glamour tal vez?)
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