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martes, 24 de febrero de 2009

Escuchas en la Comunidad de Madrid

Tengo un batiburrillo de ideas que necesito vomitar tras esta gran borrachera de baloncesto.

Domingo, Palacio de Deportes de Madrid a las 18.30. No se asusten, no es política. Pero la final de la Copa del Rey de este año ha sido como escuchar las tripas del baloncesto. El paraíso de un voayer. Escuchas a los jugadores, escuchas a los entrenadores, escuchas a los árbitros y como no... a Romay.

Tau Cerámica frente a Unicaja. Aíto frente a Ivanovic. Dos ex jugadores, dos veteranos. Ambos, cual calco, traspasan sus valores e ideas a sus respectivos equipos. Aíto: tranquilidad, talento, confianza. Ivanovic: dureza, disciplina, racionalidad. Aíto: 5 Copas del Rey; Ivanovic: 4. Pero el Tau lleva 12 partidos ganados de 12 enfrentamientos contra el Unicaja. ¿Cómo afrontar un 12 de 12 en partidos directos a favor del Tau? Tanto para uno como para otro. Es muy difícil hacer efectivo lo esperado. Lo previsible, un hecho.

Hablar de MVP cuando se ha visto un espectáculo tan bueno es tal ridículo como mirar una estadística tras ganar una final. Si se ha ganado es por que el equipo ha predominado sobre el individuo, pero… ¿por qué no Pete MVP? Mayor valoración, decisivo en el último ataque y en la última defensa. ¿Por qué no Rako? Por determinación. 27 pts. En semifinales contra el Barcelona ¿Por qué no Tiago? Por calidad y, por qué no, por sentimentalismo. Qué gran doble-alegría. Perdón, no sé qué me ha pasado, el Lucio periodista se había apoderado del Lucio jugador. ¡Uf!, ya pasó.

A veces los jugadores nos hacemos preguntas hipotéticas como: ¿Cómo sería el jugador perfecto? (aquí os animo a que participéis). Para mi tendría la altura de Muresan, el tiro de Bird, la capacidad de superación de Jordan, las piernas de Gisele Bundchen, ¡ay, no! Se me fue la pinza.

Si tuviera que preguntarme cuál sería el resultado de juntar el cuerpo de un buen jugador y la cabeza de un entrenador, me saldría Prigioni. Él juega al ajedrez usando la cancha de baloncesto como tablero. Le escucho cabal al oírle decir tras ganar al Barcelona: “El equipo lo ha hecho bien”, como ajeno, frío en la excitación, para añadir: “Estoy contento por dentro pero hay que mantener la concentración”, con ese factor coercitivo propio de los entrenadores. Saber qué y cómo hacer las cosas es relativamente fácil, pero saberlo hacer con la adrenalina disparada y tu corazón bombeando a 190 pulsaciones... está predestinado para unos pocos.

Cuando un erudito del baloncesto o yo (o el uno o el otro, quiero decir) te dice: “Los tiros libres deciden partidos”. No te das cuenta hasta que ves partidos como esta Final. Ver en la estadística final de tiros libres que el Tau acaba con un 25 de 28. Un gran porcentaje, rozando el 90%. Y descubrir que el único que falló fue Sergi (y en un mal momento que pudo costarles el partido), da una idea. Pero ver que segundos más tarde Gomis (7 de 9) falla el tiro libre que podía decantar la balanza a Málaga, te certifica la importancia de los tiros libres.

Apuntar que no disfrutaba tanto desde que me llegó a casa mi masajeador prostático. Decir que esta ha sido una de las finales más emocionantes, salvando la que ganó el Tau en el 1998-99, con una grandísima plantilla (¿cuela?). Comentar, que incluso yo, que tengo el corazón como una pelota de baloncesto (¡¡¡óle!!!), acostumbrado a situaciones límite, me tensé viendo la Final. En esta Final se han visto cosas curiosas, que quizás no se repitan en mucho tiempo, como: escuchar a un entrenador decir que “con jugar con el corazón no basta”; ver ganar al equipo que menos valoración total realiza; y, cómo no, ver sonreír a Ivanovic... (¡Tiene dientes!)

Enhorabuena a los dos.

sábado, 21 de febrero de 2009

Mecanicismo

¿Qué es mecanizar? Dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul…

La definición que he encontrado de mecanizar es: “dar la regularidad de una máquina a las acciones humanas”. Por 25 pesetas, acciones que mecanizamos: 1, 2, 3… responda otra vez: Conducir, escribir, pensar… ¡clin!, ¡clin!, ¡clin! Parece que no lo has pensado, “pensar” no es mecanizado.

En el baloncesto existe una gran batería de gestos que debes mecanizar. De hecho, quien mejor mecaniza los gestos y los interioriza tiene más oportunidades de alcanzar cotas más altas.

Para mecanizar (simplemente el hecho de mecanizar) se debe de tener una serie de ap-titudes. Véase: paciencia, para consigo mismo; para no querer conseguir resultados a corto plazo. Disciplina, para ser riguroso consigo mismo, con las correcciones y con la realización del gesto. Perseverancia, se han de realizar muchas repeticiones para interiorizar los gestos para que más tarde salgan de forma natural e inconsciente. ¿Quiere decir esto que quien tenga estas aptitudes tendrá más posibilidades de realizar mejor los gestos y así ser mejor? Me atrevería a decir que sí. Y si a esto se le suma una actitud, estaremos mejorando ostensiblemente.

Ahora hay que realizar, con intención, todos los gestos mecánicos del baloncesto. Véase: bloquear, fintas, pases, bloqueo de rebote, etc.

Uno de los gestos más resolutivos es el tiro a canasta. He realizado un mini experimento. (A ver dónde encuentro una cobaya…) He tomado a uno de mis compañeros de equipo. No me he cogido a mí para no hacerlo de forma condicionada (¡Qué tipo, qué preclaro!). He intentado ser selectivo y coger a un tirador catalogado como medio (¡qué profesional!) y he contado los tiros que hacía en una semana. (¡Muy bonito! A eso te dedicas en los entrenamientos). Nota mental: Quitar voz en off.
Éste es el resultado (aproximando cifras):

- 1er día: 90 tiros - lunes tarde.
- 2º día: 200 tiros (sesión de tiro) - martes mañana.
- 3er día: 50 tiros (5x5 media cancha) - martes tarde.
- 4º día: 120 tiros - miércoles tarde.
- 5º día: 140 tiros - jueves mañana.
- 6º día: 170 tiros (sesión de tiro) - viernes mañana.
- 7º día: 65 tiros - día de partido.

En total 835 tiros en una semana; 3.340 al mes; 36.740 al año.

Tomándome como referencia, que he tenido una carrera como profesional aproximada de 16 años (desde que empecé a entrenar con ACB) y multiplicando por 11 meses (1 de verano, aunque no siempre fue así), sale un total de 587.840 tiros sin contar en las categorías inferiores… Sumar play offs, Copas del Rey, Euroliga, Korac…

Hay pocas cosas que haya repetido tanto en el transcurso de mi vida; a bote pronto se me ocurre: masticar, pestañar, pensar… (¡clin! ¡clin! ¡clin!) Pero creo que pocos gestos he hecho en mi vida más veces que tirar a canasta. Ya me veo en el INEM contestando a la pregunta: “¿Qué has hecho hasta hoy en tu vida?” ... mecanizar.

lunes, 9 de febrero de 2009

Mi tropiezo con la música (2ª parte). Vergüenza española

(Vaya por adelantado mi agradecimiento a Andrea Pecile, por su talante y buen humor).

Hace como un mes navegando por la red, me choque con lo que considero el segundo blog más divertido que he visto nunca. Era el blog de Andrea Pecile. Estuve leyendo y acabé cuando mi novia me amenazó cual niño a las 2 de la mañana.

- ¡Lucio! Deja de ver porno en la red y a dormir!
- ¡Churri! Te juro que no es porno; es una página de un tío que va en mallas y se disfraza del Súperhéroe Americano que... Vale, vale, es porno.

De todas maneras, lo que más me llamó la atención de la página no fue su humor, o los videos, fue que no tenía vergüenza.

Siempre he sido crítico con la exagerada vergüenza que adolecemos los españoles. Ese miedo a exponernos delante de otros, ha sentirnos ridiculizados. Por eso quise exponerme. Hablé con Nanclymen (el jefazo de la página) y le dije que quería colgar una de mis canciones en la página. La respuesta no se hizo esperar:

- ¡Claro que sí, tío! – Quizás pensó; Lucio haciendo el ridículo, eso puntúa.
Tengo que reconocer que tenía mis dudas, así que consulté con mis seres queridos. He dicho “queridos”, cercanos.

- Tía, qué te parece si cuelgo una canción de Internet.
- Sobrinico, pero ¿te pagan?
- No.
- ¿Entonces para qué?
Quizás mi hermano lo entenderá:
- ¿No haces el ridículo ya en la cancha?
Mi novia, una novia, nunca falla:
- ¿No haces el ridículo ya en la intimidad?

Con estas muestras de apoyo uno debería rendirse pero mi lucha no era contra nadie sino contra mi vergüenza y por ende ¡la de los españoles!, cha, cham.
Así que compuse una canción. ¿Sobre quién? Sobre quien me había inspirado. Sobre Pecile. Sé que no debí hacerlo, pero lo volví a consultar con mi hermano.
- ¿Pero lo conoces?
- No.
- ... tú te aburres mucho, ¿no?.

Tras muchas divagaciones algo se saca en claro. Nunca mais pedir consejo. Solamente me queda aclarar que lo que se cuenta en la canción es mentira. Es simplemente una caricatura, una especulación... o sea: non e vero.

Sereno, sempre, sereno.

lunes, 2 de febrero de 2009

Mi tropiezo con la música (1ªParte)

(Aviso a navegantes: Esto no tiene que ver con basket, ¡eh!) Ah, que es una página de baloncesto.

Era pequeño cuando en un arrebato de sincera pasión me levante me acerqué a mi madre y le dije:
- Mama, quiero estudiar música, quiero tocar el piano.
El rostro de mi madre muto y en el tono más afable que tenía dijo.
- ¿Y no prefieres hacer encaje de bolillos? No sé, algo menos ruidoso.

Éramos 4 hermanos y el volumen de Herzios en casa ya era bastante elevado. Yo era niño, caprichoso e inflexible. Así que empecé a estudiar Solfeo. Explico: el Solfeo es teoría musical y nada menos que 5 años de estudio. Es un aguafiestas. Para que os hagáis una idea, es como si vas a montar en la Montaña Rusa y os dicen: ¡Claro que si! Pero antes vas a hacer un curso divertidísimo de Cinética Aplicada, Estudio de Corrientes de Aire y su Didáctica, Vagones y su Composición... Un corta rollos.

Por suerte, al año conseguí mi ansiado piano, con el que pensaba vengarme por esta tortura. Para ser sincero, a partir de ahí perdí todas las opciones de ser nombrado “Vecino de Año”. Cuando coincidía con algún vecino notaba sus miradas de odio y reprobación. Intentaba no coincidir en sitios angostos con ellos por lo que me pudiera pasar, pasillos, rellano, ascensor...

El tiempo pasó, acabé solfeo adquiriendo conocimientos para toda la vida que no aplicaría en toda la vida, como saber que era una semifusa, cantar en clave de Fa en 4º o saber quién era Severino Boecio...

Al empezar mi carrera de baloncesto tuve que elegir entre Teoría de la Música y 11 años de riguroso estudio al piano, años entre Bela Bartok, Czerny y Bach y un futuro incierto, o cobrar pasta jugando a lo que me gustaba. La decisión fue difícil y 2 segundos después la había tomado.

Pasado un tiempo me fui a Vitoria, y sopesé llevarme el piano allí; pero en aquella época tenia un Opel Corsa 1.2 y no sabía si subir el piano al coche o el coche al piano. Con mi lógica empírica acabé llevándome una guitarra. Al poco tiempo de estar en Vitoria ya era conocido por mis vecinos y me ponían motes tan entrañables como: “El baras de la guitarra”, ”El pesao del 2º A” ,“Ese h***de p*** tan cordial”. Qué tiempos...

En Alicante viví en un edificio de extranjeros, alemanes, franceses... Eso hizo que, junto al equipo en el que jugué (con franceses, “alemán”, lituano, argentino, inglés, americanos...), sintiera que vivía en otro país. A mis vecinos les dije en mi perfecto inglés que es típico en los españoles tocar instrumentos (¡alegría! ¡alegría! ¡sangría! ¡pela!). Y no se quejaron ¿?

Con estos credenciales y el aburrimiento, hasta llegué a componer... Pero ésta es otra historia... que contaré la semana que viene.